La indignación crece a borbotones en Isabela de Sagua y en barrios de toda Cuba donde la falta de agua potable se ha convertido en una tragedia cotidiana. Ayer por la tarde, un video desde esta localidad mostró a decenas de personas luchando por llenar baldes con agua turbia, mientras la esperanza de una pipa era apenas un rumor compartido entre vecinos.

En redes sociales, los comentarios reflejan la desesperación de una población que siente que ha sido abandonada por completo.

“Hoy seguro, más que seguro, les llevan una pipa”, dice con resignación una usuaria, mientras otros como Mileidy Rodríguez aseguran que lo que se vive es “inhumano” y que “a nadie le importa”.

La rabia acumulada se siente en cada palabra y se extiende más allá de Isabela. Arelys Toirán Hidalgo, desde Santiago de Cuba, comenta: “En mi barrio hace 4 meses no hay agua, en la avenida 12 de agosto”. Las quejas se multiplican y dejan claro que el problema no es aislado, sino estructural.

"Ya esto es demasiado con el descaro que tienen los cara de papas estos", lanza Amanda Quintero en referencia directa al Gobierno, sin miedo a señalar a los responsables del colapso. La situación, más que una crisis temporal, parece el reflejo de un sistema colapsado y sin capacidad de respuesta.

El escenario es de abandono, pero también de advertencia. “Así vamos a tener que hacer nosotros también...”, dice Amanda, insinuando que la paciencia tiene un límite.

Algunos comentarios, como el de Enrique Avaloz, llaman incluso a la movilización nacional: “Lo que hay que hacer es toda Cuba para la calle”, una frase que ya se ha repetido en más de una protesta reciente.

Mientras tanto, Díaz-Canel guarda silencio. No hay soluciones, no hay declaraciones, no hay agua. Solo rabia, sed e impotencia. Sin respuesta. ¡Sin GAO. Sin vergüenza!

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