Un lactante de solo 10 meses de edad, procedente de Dagame, en el municipio de Alquízar, falleció por falta de atención médica oportuna y la inexistencia de una ambulancia para trasladarlo a un hospital pediátrico.

Según denunció el médico Lucio Enrique Pérez Díaz en su cuenta de Twitter, el bebé, sano hasta entonces, comenzó con fiebre y dificultad respiratoria la mañana del hecho. La familia, desesperada, optó por trasladarlo en una moto hasta el hospital “Ciro Redondo” de Artemisa, donde fue “atendido” en la sala de urgencias.

Allí, el personal médico determinó que el niño necesitaba un traslado urgente hacia un hospital pediátrico. Sin embargo, no había ambulancia disponible, por lo que el menor esperó entre 4 y 5 horas en estado crítico… ¡hasta que murió en el cuerpo de guardia!

El video que circula muestra al niño agonizando, con signos evidentes de insuficiencia respiratoria: estertores, respiración paradójica, estridor laríngeo, pérdida progresiva del estado de conciencia y sin ninguna intervención activa por parte del personal médico visible. Ni siquiera se le administraba oxígeno, cuando lo mínimo hubiera sido aplicar una mascarilla o proceder, de forma urgente, a la intubación y traslado a terapia intensiva.

Esta tragedia no es un hecho aislado.

En julio de 2023, otra menor falleció en la provincia de Holguín tras un cuadro de apendicitis complicado. Su familia también denunció la ausencia de ambulancias y la falta de recursos básicos como antibióticos y cirujanos disponibles. En ese caso, el traslado también se hizo en vehículo particular, pero la paciente no sobrevivió al retraso acumulado.

Más recientemente, en febrero de 2024, un adulto mayor en Santa Clara murió infartado después de esperar durante más de dos horas a que llegara una ambulancia que nunca apareció. Vecinos aseguran que llamaron en múltiples ocasiones al número de emergencias, sin respuesta.

Estas muertes evitables reflejan el grave deterioro del sistema de salud pública cubano, que ya no puede esconderse detrás de discursos oficiales. Las denuncias crecen en redes sociales, mientras el pueblo sufre las consecuencias de una estructura colapsada, con escasos recursos, personal desmotivado y falta de soluciones reales.

Este caso debe ser un grito de alerta. No puede normalizarse la muerte de un niño por no tener cómo trasladarlo a tiempo.

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