Hospital Juan Manuel Márquez: Donde las cucarachas tienen paso libre y los niños no tienen medicinas (contiene video)
Redacción de CubitaNOW ~ martes 6 de mayo de 2025

El 5 de mayo, el doctor Alexander Jesús Figueredo Izaguirre, exiliado y exiliado también del sistema de salud cubano, volvió a alzar la voz con una denuncia brutal pero realista: la Sala de Gastroenterología del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, en La Habana, no solo atiende a niños enfermos, también convive con cucarachas que caminan entre los colchones, las paredes y los medicamentos.
La habitación #1, piso 7 convertida en símbolo de lo que muchos han llamado “la potencia médica” de Cuba.
Figueredo Izaguirre, conocido por su valentía al denunciar las carencias del sistema de salud antes de ser expulsado por “decir la verdad”, compartió una imagen cruda que deja sin argumentos a quienes todavía defienden un modelo de salud pública que hace tiempo colapsó.
La insalubridad, la falta de higiene, la carencia de recursos básicos, y el deterioro estructural hacen del Juan Manuel Márquez un lugar de riesgo, no de recuperación. “Si los niños no mueren de vómitos o diarreas, mueren de infección”, sentencia la denuncia, tan descarnada como cierta.
El problema no es solo la cucaracha que aparece en la foto, sino el sistema que la tolera.
Un Ministerio de Salud Pública más preocupado por el discurso propagandístico que por salvar vidas. Mientras exportan médicos como mercancía política, los hospitales dentro de la isla están plagados de vectores, hongos, paredes con filtraciones, baños sin agua y salas sin insumos.
Este caso, aunque espeluznante, no es único. En hospitales de toda Cuba se repite el mismo patrón: escasez de higiene, abandono estatal y personal médico maltratado y sin condiciones para trabajar.
El Hospital Juan Manuel Márquez no es una excepción, sino otro reflejo de la misma podredumbre.
Cuba no necesita más consignas, necesita jabón, insecticidas, antibióticos, respeto al paciente y médicos con libertad para hablar. Y necesita que quienes denuncian no terminen silenciados o expulsados. Porque cuando un país le teme más a la verdad que a las cucarachas, está enfermo desde las raíces.