Guantánamo bajo la amenaza de un vertedero que enferma a la ciudad
Redacción de CubitaNOW ~ jueves 18 de diciembre de 2025
Guantánamo, una de las ciudades más activas del extremo oriental de Cuba, enfrenta una crisis que no puede ser ignorada. Mientras sus dirigentes se reúnen constantemente, la ciudad convive con un problema de salud pública que crece día a día: un vertedero de gran magnitud ubicado peligrosamente cerca de una escuela secundaria.
Según Placido Ferreiro Romero, esta situación representa un riesgo evidente para los estudiantes y vecinos, quienes están expuestos a múltiples virus y bacterias que proliferan entre los desechos acumulados.
El vertedero, que se ha convertido en un símbolo del abandono municipal, no solo genera olores nauseabundos, sino que se convierte en foco de infecciones y problemas de salud. La recogida de basura, que debería ser un servicio básico garantizado por la municipalidad, falla de manera sistemática.
Los carros recolectores de desechos sólidos apenas pasan y, como consecuencia, los ciudadanos se ven obligados a amontonar la basura en las calles o buscar lugares improvisados para desecharla, aumentando aún más la contaminación.
El influencer guantanamero Osmel Díaz Boloy ha intentado llamar la atención de la población sobre la necesidad de no arrojar basura en la vía pública, pero sus advertencias parecen perder fuerza ante la falta de infraestructura y organización. Los vecinos denuncian que la situación ha creado un ambiente propicio para la delincuencia y el deterioro urbano. La basura ya no es solo un problema estético; es un asunto de salud, seguridad y bienestar social que golpea directamente a los más vulnerables, incluidos los niños que asisten a la escuela cercana al vertedero.
Usuarios en redes sociales han mostrado su indignación ante lo que consideran un abandono institucional evidente. Placido Ferreiro Romero, en su publicación de Facebook, subraya que la realidad de Guantánamo es una llamada urgente a la acción de las autoridades locales y nacionales. Mientras tanto, la ciudadanía sigue atrapada entre la negligencia institucional y la necesidad de un entorno seguro y saludable para vivir.