Gobernar sin rumbo: la tragedia de una Isla secuestrada por la incompetencia
Redacción de CubitaNOW ~ martes 8 de abril de 2025

La gran preocupación de este grupo de personas que se ve en la foto, "la alta dirigencia cubana" no es levantar al país, ni impulsar la economía, ni devolverle al pueblo su dignidad, sino justificar, una y otra vez, su incapacidad total para gobernar.
Y no solo justificarla, sino perpetuarla en el tiempo. Se reúnen, como siempre, los mismos de siempre. No traen ideas nuevas, no corrigen el rumbo, no se retiran. Permanecen aferrados a sus cargos, mientras se desmoronan, uno a uno, los sueños del cubano. Mientras la esperanza —tanto en sentido literal como metafórico— se apaga y la población decrece sin que parezca importarles.
Su principal misión es justificar, no solucionar. De ahí la omnipresente mención al “bloqueo”, convertido en excusa universal. Hablan en términos incomprensibles, en "porcientos de porcientos", para que nadie entienda nada. Nunca explican la corrupción, jamás transparentan acuerdos ni planes, a menos que se filtren en redes sociales. Insisten con obstinación en modelos económicos fracasados, todos militantes del mismo Partido, dictando palabra por palabra cómo debe presentarse la información en la prensa.
Justificarán el hundimiento del país una y otra vez. No siempre por corrupción, quizás, sino por una mezcla fatal de incompetencia, fidelidad ciega a una idea obsoleta, y falta de honestidad y coraje. Sencillamente, no saben. Y si no sabes dirigir tu vida, es tu problema. Pero si no sabes dirigir un país y lo haces igual, eso ya es criminal.
¿De qué socialismo hablan? ¿Del que produce hambre, desilusión, miseria? ¿De uno basado en promesas eternas para el próximo quinquenio? No hay plan positivo tras la pandemia. Toda frase empieza con “si no fuera por el bloqueo”, a pesar de tener control total sobre el territorio. No renuncian, ni renunciarán, porque nadie en su sano juicio los querría en otro puesto, viendo su talento para el desastre.
Gobiernan cada paso hacia el abismo. Encubren la verdad con cifras turbias, mientras los jóvenes —que aún sueñan con aportar— les dicen a sus padres: “ya no aguanto más”.
Y entonces uno se pregunta: ¿cómo duermen por las noches? ¿Cómo pueden mirar a sus familias, sentarse a comer, entrar a oficinas con aire acondicionado y salir en televisión a mentirse entre ellos, sin que al menos uno se levante a decir: caballero, ¿hasta cuándo?
Este grupo es deshonesto, manipulador, cobarde. Gobierna como un ejército arrinconado, obedeciendo órdenes aunque implique caer todos. Nunca entendieron que el deber de un gobierno es servir a su pueblo, no secuestrarlo por una utopía. El nombre del proyecto ya no significa nada. Es solo eso: un nombre, para usar cuando conviene.