¡Alerta desde España!

Una vez más, la maquinaria propagandística del régimen castrista se moviliza más allá de las fronteras cubanas. Esta vez, bajo el disfraz de un discurso juvenil, llega a territorio europeo con la gira de Gabriela Fernández, una de las voceras del programa oficialista “Con Filo”, una producción que opera como instrumento de difamación y desinformación contra quienes se atreven a disentir del poder en Cuba.

Bajo el título “Juventud Cubana en tiempos de Trump”, esta gira ha sido organizada por el Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba y se llevará a cabo del 5 al 21 de mayo, recorriendo al menos 12 ciudades españolas: Madrid, Logroño, Zaragoza, Barcelona, Sevilla, Málaga, Bilbao, Avilés, Gijón, Alicante y Valencia.

A lo largo del trayecto, se han programado actos públicos y eventos en universidades y sedes de partidos políticos que históricamente han respaldado al régimen cubano, como el Partido Comunista de España e Izquierda Unida.

Lo más alarmante no es solo la presencia de Fernández, sino lo que representa: la normalización del discurso totalitario disfrazado de “voz joven”. “Con Filo” no es un programa informativo, es un espacio donde se ejecutan campañas de odio contra activistas, periodistas independientes y cualquier voz disidente. Gabriela Fernández ha sido una figura clave en estos ataques, utilizando el medio para legitimar la persecución política y criminalizar la libertad de expresión.

La diáspora cubana en Europa, junto a organizaciones defensoras de los derechos humanos, ha expresado su profundo rechazo a esta gira, cuestionando con firmeza cómo es posible que se abran espacios académicos y políticos en España para una representante de un aparato ideológico represivo.

Esta visita no promueve el diálogo, ni representa a la juventud cubana en su diversidad; representa una visión oficialista, sectaria, y profundamente comprometida con la defensa de un sistema que ha oprimido a generaciones enteras.

Es preocupante que en pleno siglo XXI, en territorios democráticos como los europeos, se permita la legitimación de emisarios del autoritarismo bajo el amparo del activismo político o cultural.

La presencia de Fernández no es un ejercicio de pluralismo, sino una acción deliberada de propaganda que pretende blanquear la imagen de un régimen que encarcela artistas, censura a periodistas, reprime protestas pacíficas y bloquea todo intento de apertura democrática.

¿Hasta cuándo se permitirá que la propaganda castrista tenga tribuna en Europa? ¿Cuántos foros más se prestarán a repetir los discursos de un régimen que niega los derechos fundamentales a sus ciudadanos?

La respuesta debe ser clara: la comunidad internacional no puede seguir siendo cómplice pasiva. Es momento de alzar la voz y exigir coherencia. Porque la libertad no se defiende invitando a quienes la pisotean.

¡Atentos y activos!

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