El estado de Wisconsin fue escenario de un caso que acaparó titulares en todo Estados Unidos. Ryan Borgwardt, un hombre de 45 años, fingió haber muerto en un supuesto accidente de kayak para abandonar a su esposa y a sus tres hijos con el objetivo de huir al extranjero y comenzar una nueva vida con otra mujer.

El plan parecía sacado de una película: en agosto del año pasado, las autoridades hallaron un kayak volcado y equipo de pesca flotando en el Lago Verde. Todo indicaba que Borgwardt había muerto ahogado. Durante semanas, buzos y equipos especializados rastrearon más de 7.000 acres de agua con drones y sonar sin resultados, lo que sumió a la familia en la desesperación.

Sin embargo, la investigación reveló que se trataba de una desaparición planificada. Borgwardt había preparado su huida con minucioso detalle: revirtió una vasectomía, contrató un seguro de vida millonario, transfirió dinero al extranjero, obtuvo un pasaporte canadiense y finalmente viajó a Georgia, un pequeño país al sur de Rusia, donde planeaba vivir con una mujer que había conocido en internet.

El engaño se desmoronó cuando una mujer que hablaba ruso se comunicó con las autoridades del condado de Green Lake y facilitó pruebas de que el hombre seguía vivo. Poco después, la oficina del sheriff difundió un video en el que Borgwardt aparecía confirmando su identidad y asegurando estar sano y salvo.

La justicia finalmente lo localizó y lo llevó de regreso a Wisconsin. El martes por la noche, el Tribunal de Circuito del Condado de Green Lake dictó sentencia. Borgwardt se declaró culpable de un delito menor de obstrucción y recibió una condena de 89 días de cárcel, el mismo tiempo que estuvo prófugo de las autoridades. El juez Mark Slate explicó que la sentencia buscaba reflejar “exactamente el periodo en que el acusado jugó con los recursos públicos y con la angustia de su familia”.

Además, se le ordenó pagar 30.000 dólares por los gastos del operativo de búsqueda. Durante la audiencia, Borgwardt, vestido con camisa a cuadros y pantalón gris, expresó: “Lamento profundamente mis acciones y el dolor que causé a mi familia y amigos”.

La fiscal del caso, Gerise LaSpisa, subrayó lo calculado del plan: “Fingir su muerte, devastar a su familia y gastar recursos del Estado solo para satisfacer deseos egoístas muestra el nivel de determinación con el que actuó”.

Su abogado, Erik Johnson, argumentó que su cliente había decidido asumir las consecuencias: “Si no quería regresar, no necesitaba hacerlo. Volvió de Europa para enfrentar la justicia”.

El caso ha sido calificado como uno de los más insólitos ocurridos en Wisconsin en los últimos años, no solo por la frialdad con la que Borgwardt abandonó a su familia, sino también por la magnitud del operativo que desencadenó con su engaño.

Fuente: NBC News

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