El poblado de Punta Alegre, en Ciego de Ávila, está de luto tras la dolorosa muerte del pequeño Isaac Expósito Márquez, un niño de apenas 1 año de edad, cuya vida se apagó en cuestión de horas a causa de una cadena de negligencias, carencias y abandono institucional.

Según relató el perfil de Facebook La Tijera, Isaac comenzó a presentar una fiebre elevada, vómitos y una convulsión febril que alarmó a sus padres, la doctora Daileny Márquez Madrigal y su esposo Jannys Expósito.

A pesar de sus esfuerzos desesperados, se encontraron frente a una realidad que cada día golpea a más familias cubanas: la falta de recursos básicos para salvar una vida.

La tragedia estuvo marcada por un apagón de más de 12 horas, la ausencia de cobertura telefónica y, sobre todo, por la demora de una ambulancia que nunca llegó.

Ante la urgencia, la madre tuvo que trasladar a su hijo en un carro particular, auxiliada por médicos del Cuerpo de Guardia que hicieron todo lo posible para mantener con vida al pequeño durante los 45 minutos de trayecto hasta el Hospital Roberto Rodríguez de Morón.

Aunque Isaac fue ingresado de inmediato en la terapia intensiva pediátrica, los minutos perdidos resultaron fatales: el niño falleció tres horas después de llegar al hospital.

La indignación en Punta Alegre es profunda.

Vecinos denuncian que mientras el Estado garantiza vehículos, gasolina y ambulancias para funcionarios, cuadros del Partido y agentes de la Seguridad del Estado, la población queda desprotegida y a merced de la improvisación en situaciones críticas.

El caso de Isaac no es un hecho aislado, sino un reflejo de las fallas estructurales de un sistema de salud colapsado, donde la negligencia, los apagones, la falta de transporte y el desabastecimiento de insumos médicos se han convertido en causas de muerte. En esta ocasión, el golpe ha sido especialmente devastador porque la víctima fue un niño que apenas comenzaba a vivir.

La muerte de Isaac Expósito Márquez se suma a la larga lista de tragedias que ponen en evidencia un Estado incapaz de garantizar lo más elemental: la vida de sus ciudadanos. Un ángel más se nos va, dejando un pueblo destrozado y una familia marcada por el dolor.

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