Exclusiva con el influencer Carnota: “Cuba está triste y sola”
Katheryn Felipe ~ viernes 12 de mayo de 2023

Para los españoles, Carnota es un pueblo de Galicia. Para los cubanos, el influencer que se hizo famoso hace unos cuatro años haciendo bromas telefónicas y “regando” sus chistes a través de más de 20 grupos de WhatsApp, los cuales todavía mantiene.
La historia de popularidad de este joven, que sus padres bautizaron como José Ernesto González Carnota y que siempre fue “el chistoso de la clase”, empezó el día que una muchacha se quedó sin Internet y él le “corrió" una máquina.
Carnota, que crea sus contenidos entre cuatro paredes donde cobran vida lo mismo el martillo del dios nórdico Thor que la zurda de Lionel Messi, las canciones de Bad Bunny o los hechizos de Harry Potter, no sólo parece un niño, sino que cree que no ha dejado de serlo. Pero, incluso cuando hasta su novia le dice que tiene 12 años, “a punto de cumplir 13”, sabe con claridad lo que quiere.
Cuando suma casi un millón de seguidores entre Instagram, YouTube y Tik Tok, la mayoría de Cuba y de Estados Unidos, y no pocos de países como España, México o Argentina, Carnota sabe que siempre “de donde tú eres es de donde más te van a seguir” y que, aunque nunca faltarán quienes le echen “hate”, lo importante es levantarse a diario para “arreglarle” el día a quienes entran a sus perfiles buscando olvidarse un poco de sus problemas cotidianos.
A casi un año de su llegada a Miami, donde ha tenido sus “altas y bajas”, explica que en la casa es un poco regado, pero con el trabajo es “muy disciplinado”. Considera que “la disciplina es una cosa muy importante en la carrera de cualquier artista”, más cuando busca seguir creciendo como humorista y, entre sus muchos sueños, cuenta el de tener su propio show televisivo.
Además de reconocer en exclusiva a CubitaNOW que desea ser padre pronto; “tener uno, dos o tres hijos”, y antes de hablar de lo que siente por Cuba, su isla, que está cada vez más “triste y sola”, Carnota confiesa que los niños “me matan” y que representan un porciento significativo del público que lo sigue.
Desde que llegó a Estados Unidos Carnota no deja de comprarse muchos de los juguetes que no pudo tener cuando era un niño, a pesar de que tuvo una infancia “bonita” en Cuba. “Los cojo dos segundos y luego los pongo en una repisa, como si fuera un museo”, porque “es algo que me llena”. “Se trata también de no perder la magia que tienen los niños”, explica al subrayar que “hay a quien puede parecerle infantil mi contenido, pero es que hay un público que lo está esperando”.
-Dejaste atrás a tu país, tu infancia, algunos de tus amigos y a parte de tu familia. ¿Cómo has lidiado con el proceso de ser inmigrante? Podría parecer que por ser influencer se sufre menos, ¿es así?
-Lo que pasa es que yo tuve la suerte de que a mí me dejaron atrás primero. Muchos de mis amigos, incluso mi mamá, vino a Estados Unidos primero que yo. Pero yo no estaba solo en Cuba porque estaba con mi pareja. No obstante, el proceso de llegar fue un giro de 360 grados: vuelves al mismo lugar, desde cero, como volver a nacer. Es un país completamente nuevo, pero con muchos más recursos. Hay que pasar por un proceso adaptación, pero con muchas más motivaciones. En Cuba a lo mejor tenía las ganas, pero faltaban mucho los recursos, los medios, existían muchos obstáculos mucha traba. El ambiente no te dejaba crecer. Le decía hace poco a una amiga que yo hecho en un año aquí lo que no hice en tres en Cuba: estuve en la televisión (incluso estuve en la televisión en México antes de venir para acá); he colaborado con muchísima gente que no pensé haber colaborado; estuve en un teatro grandísimo, el Miami Dade County Auditorium, con Alexis (Valdés). Estoy agradecido con la aceptación que he tenido.
-A punto de cumplirse un año de tu llegada a Estados Unidos, ¿sientes que Miami te ha recibido todo lo bien que esperabas?
-A mí me encanta Miami. Siento que es una ciudad muy cubana. Aquí he tenido mis altas y bajas en las redes sociales, pero es normal, sobre todo cuando estás muy expuesto. Hay veces que ni yo mismo soy consciente (y te lo digo con la mayor humildad del mundo) de lo que puede generar un comentario mío. Es complicado, pero me gusta Miami.
-¿Cuánto se ha incrementado tu producción de contenido desde que estás aquí en Estados Unidos?
-Cuando llegué si era una metralleta, porque tenía que subir un video diario y una semana hice dos videos al día: uno por la mañana y uno por la tarde. Eso hizo que creciera muy rápido. En cuanto a los medios, lo tienes todo desde el teléfono: quieres una peluca roja con trenzas para hacer La Sirenita, en Amazon la tienes y te llega en tres días con Amazon Prime. Todo lo tienes al alcance de la mano así que lo que tú te imagines lo puedes crear. En Cuba, por ejemplo, si iba a hacer de La Sirenita tenía que preguntar en los estados de WhatsApp si alguien tenía una trenza que pudiera prestarme, y pasaba una semana tratando de hacer el trámite para resolver la peluca. Pero gracias a Dios éste es el país de las oportunidades.
-¿Qué haces cuando se te dificulta generar contenido, que has dicho que es lo que te hace sentirte mal y estancarte?
-Me atrevo a generalizar y decir que esto es un mal que padecemos todos los creadores de contenido. Porque uno no puede, (o por lo menos yo, que soy humano), estar en constante creación. Llega un momento en el que te saturas y te empiezas a sentir mal. Y cuando el creador de contenido coge el bache eso yo creo que lo mejor es tomarse un break, recesar y reinventarse. Mucha gente no entiende que uno tiene que reinventarse y salir de su zona de confort. Quizás sales de tu zona de confort y no resulta, pero ¿si resulta? Yo considero que siempre estoy en constante movimiento. No me gusta estar siendo sólo Rosy o Nene. También quiero tener un podcast, también quiero cantar. Me gusta probar diferentes tipos de contenido porque a lo mejor a alguien le gusta Rosy y Nene, pero otros prefieren a Armandito.
-¿Cómo tomas tú ese break para desconectar de las redes?
-Ese break es dejar de lado un poco el teléfono, que casi siempre me lo tomo los fines de semanas, cuando puedo tener el teléfono en la mano, pero no para trabajar, sino que me puedo entretener viendo Tik Tok o reels. Le dedico tiempo a mi casa, a mis amigos, a mi novia; salimos, despejamos. Es necesario desconectar el plot en algunos momentos.
-¿Sientes que te has ido comiendo un pedacito de mundo, sin miedo?
-Creo que poquito a poco me lo estoy comiendo, pero me falta mucho. Siento que no es nada lo que ha pasado comparado con lo que puede pasar porque es el comienzo. Llevo un año en Estados Unidos y han pasado cosas muy bonitas, pero todavía no es el momento en el que pueda decir que me estoy comiendo el mundo.
-¿Qué crees que hace que la gente se mantenga siguiendo tus contenidos?
-La persona que te diga que no pierde seguidores a diario, es mentira. Diariamente a mí me dejan de seguir 100, 200 y hasta 300 personas, pero nunca son más que los nuevos seguidores que llegan, que son 600, 800 y días de hasta 1.000. Pero siempre hay gente a la que no le vas a gustar. El día que tú entiendas que no tienes que gustarle a todo el mundo, tú vas a ser feliz. Yo entiendo que hay gente que seguramente está viendo la entrevista y diciendo: “Yo no lo soporto”, pero precisamente el hecho de que se una gente nueva, es lo que te hace estar en constante movimiento y te dice que son más a los que le gusta lo que estás haciendo.
-O decir lo que piensas o estar en los medios. Eso era en Cuba. ¿Aquí lo sientes igual?
-Cuando yo llegué aquí muchas personas me dijeron: “Bienvenido a tierra de libertad”. Y creo que así es, porque aquí tú te puedes expresar libremente, pero la repercusión que puede tener un comentario, una decisión tuya, puede molestar a cierto público. En Cuba yo siempre he protestado en contra de la dictadura, de la represión que hay en Cuba, y no sólo en las redes, sino en mi vida cotidiana. Yo nunca he dejado de decirlo, ni en mi círculo de amigos. Incluso salí el 11 de julio y en noviembre también. Pero creo que no hace falta (cuando tú lo crees), decirlo tanto en las redes. Si tú crees que eso es una dictadura y que eso ya no sirve, no veo necesario decirlo siempre. No es ese mi contenido de trabajo, ni nunca lo has sido. La gente entra a mis redes a reírse, o no; y muchos de los que me ven son niños. Yo siempre desde la comedia y la sátira he tratado de denunciar las cosas que están mal y de burlarme de las cosas que hacen ellos, porque son de risa. Creo que el cubano debería respetar más eso: todo el mundo está denunciando la dictadura, pero debería respetarse cómo denuncia cada cual.
-¿Cómo te mantienes retroalimentándote de la realidad cubana, si hace ya casi un año no vives en la isla y esa es una de tus principales fuentes de contenido?
-Creo que en las mismas redes y en ustedes los medios está la respuesta. Gracias a eso te enteras, por ejemplo, de un falso primero de mayo o cosas así. Me retroalimento mucho sobre todo de Twitter, de lo que se vuelve viral sobre Cuba. Además, los mismos seguidores te mandan contenido, te dicen que deberías hacer un video sobre esto o aquello. Lo que más me manda la gente son videos de monos para que haga de Armandito.
-Uno de tus sueños es tener tu propio programa de televisión, pero al menos ya tienes tu propio podcast...
-Yo empecé el podcast por el hecho de que a mí me pedían mucho desde que llegue las bromas telefónicas. Pero no quería hacerlo como lo hacía en Cuba que iba para mi casa, ponía una mesa con muñecos y hablaba. Aquí en Estados Unidos quería hacerlo bonito: con un estudio, con un logo, con unos micrófonos buenos. Apenas llevamos unos cuatro capítulos, por lo que estamos aprendiendo todavía, pero el objetivo es que la gente se divierta. Es un ratico, unos 45 minutos, los jueves a las ocho de la noche, para que despejes un poco, te rías, conozcas un poco del invitado, que no sólo tiene que ser artista. Además, lo hago con el objetivo de tener un espacio distinto al que tengo en Instagram, un poco más serio quizás, un poco más José, en vez de tanto Carnota. Ahí yo me siento como si tuviera hablando con mis amigos. Creo que el podcast podría ser el inicio de algo similar a un programa de televisión, que es algo que me encantaría hacer. Ojalá en un futuro cercano pueda concretarlo.
-¿Te atreverías ya a ir a un teatro, a preparar tu propio show?
-Yo hice lo de Alexis en Miami con un temor muy grande, porque era algo que yo nunca me hubiese imaginado. Fue un monólogo escrito por Alexis y me lo aprendí casi que de carretilla. Tenía un peso muy grande encima. Cuando yo terminé, salí del teatro como si me hubiera quitado una mochila de encima. Y lo que hice ahí fueron diez minutos, ocho minutos quizás. Entonces, hacer un show es un sacrificio muy grande que a veces la gente no entiende. Yo creo que todavía debo prepararme. Tengo un karaoke los miércoles en Neme Gastro Bar, con Pau Masola y ahí improvisamos, hacemos chistes. reo que está haciendo una forma de acercarme un poco al público poco a poco. Porque a mí me gusta prepararme para hacer las cosas y un show lleva una preparación, no es tirarse por tirarse. Se trata de conocer a un público que es diferente. Aquí los chistes no son iguales que los de Cuba. Incluso mucha gente de Cuba a veces tiende a decirte que tu contenido ya no es lo mismo de antes, pero es que ya no es lo mismo, Al llegar aquí tu vida cambia de la noche a la mañana y las cosas de Cuba ya no te llegan de la noche a la mañana, como te llegaban antes, porque tu entorno, que es por lo que tú vives, por lo que tú creas contenido, cambia.
-¿Cómo cuidar de tu privacidad compartiendo tanto de tu vida con miles y miles de personas?
-Yo he separado un poco las redes de mi vida de la vida privada, pero es un tema delicado. Hay que saber separar porque a veces tus seguidores lo saben todo, absolutamente todo de ti. Lo que eso tiene de bueno es que a veces por la calle te saludan como si te conocieran de toda la vida y uno siempre lo recibe con cariño.
-Has aclarado que tú no estás “payaseando” en Instagram porque de eso vives. ¿Qué le dirías a quienes piensan que ser influencer es un trabajo “menor”?
-Yo no podría meterme en la cabeza de la gente para que entiendan que lo que yo hago es un trabajo. Muchos aquí le dicen a un influencer “deberías trabajar en un McDonald's o en un Pollo Tropical o en la construcción”, pero no es así. Porque no me tocó simplemente. Todos los mencionados son trabajos dignos, pero también lo es ser influencer. La gente tiene que entender que ponerse una peluca y hacer un speech de comedia es un trabajo. Aunque algunos no te consideren humorista o comediante, otros sí, la gran mayoría. No por gusto la gente se ríe con lo que haces. Esto es un trabajo como cualquier otro porque de eso vivo hace como cuatro años, con sus altas y bajas, como todo. Ojalá mucha gente pueda vivir de lo que le gusta. Hacer reír o intentar hacer reír es una cosa que a mí me llena muchísimo. Que la gente se ría con lo que estás haciendo o que te manden un mensaje diciendo que su día era una basura y tú se lo cambiaste; o “me levanto y enseguida voy a tu Instagram”. Son cosas que te llegan y por las que tú trabajas todos los días; no por otras personas, los otros no me interesan.
-Pero es que reír es una cosa muy seria...
-Desde el momento uno, que vi que a la gente le gustaba lo que estaba haciendo, yo dije “ok”, esto es algo serio. Yo siempre me trato de superar, incluso en la cuarentena recibí clases de actuación con la profesora Massiel Dueñas, a quien le mando un beso y le agradezco mucho porque con ella aprendí muchas cosas que no sabía. Creo que es una responsabilidad muy grande el levantarse para cambiarle el día otra persona. Siempre es bueno superarse en cualquier medio y no ser conformista. Y van a venir problemas, van a querer joder y serrucharte el piso (ya me ha pasado), pero yo creo que es parte del proceso. Tienes que sobreponerte a todas esas cosas y, aunque hablen de ti, digan lo que digan, seguir enfocado y disciplinado sobre todo. Para lograr cosas, ya sea en el humor o en la en la vida, no te tiene que importar nada ni nadie que no seas tú, tu familia, tus amigos, tus seguidores, tus metas.
-Aunque has recibido muchísimas críticas, a veces de manera muy irrespetuosa. ¿Cuál ha sido tu fórmula para sanar de eso y no dejar que afecte tu trabajo o tu vida personal?
-Cuando empezó el hate a mí me sorprendió. Es normal que te llegue hate, más cuando tú tienes bastantes seguidores, incluso va a venir gente que no te sigue a echarte hate. Creo que la manera mía de sanar (porque quien te diga que no le molesta un comentario negativo es mentira) ha sido decirme que no puedo coger lucha el día entero con un comentario que una persona hizo en tres segundos. No puedo perder el tiempo: se queda ahí, o lo borro, o lo bloqueo, en caso de que me moleste mucho. Creo que yo estoy curado porque a mí me ha tocado de cerquita. Ya estoy acostumbrado. Te tira hate alguien a quien no le gustas, entonces no tiene que hacer nada en tu perfil: te restrinjo y me desaparezco y no me puedes ver más. Creo que es parte del proceso, viene en el pack la crítica directa y todo el tiempo.
-¿Te consideras un cubano de Patria y Vida?
-Yo siempre voy a hacer de patria y vida porque Cuba necesita libertad, de siempre. Y no le he dicho solamente en esta entrevista. Yo siempre me he declarado en contra de la dictadura. Es normal que el cubano quiera libertad para su país, que haya una democracia, que el pueblo pueda sentir lo que sentimos nosotros aquí en Estados Unidos. Yo creo que lo que merece la muerte es ese gobierno que está llevando a ese país a la mierda, por decirlo de alguna manera. Cuba merece vida y es doloroso porque cuando uno está allí se siente frenado en el tiempo. Yo retrocedo un año y digo: “Coño, brother, Cuba se está cayendo, está triste, está sola”. Hay necesidad y a lo mejor cuando tú está adentro no te das cuenta porque tienes los ojos cerrados; o lo sabes, pero hablarlo es un problema. Pero la gente se cansa y el 11 de julio la gente vio ese cansancio. Allá podrán intentar apañarlo todo y hacer como que todo está bien, pero eso está cada vez peor. Y es jodido como cubano porque la gente piensa que del lado de acá uno no puede decir y hacer, pero creo que muchos de los que están aquí tratan de abrirle los ojos a la gente de Cuba. Como cubano yo le digo a la gente que está en Cuba que abra los ojos porque merecen vivir en tierra de libertad, donde tú puedas expresar lo que tú sientas. ¡Abajo Díaz-Canel! ¡Abajo la dictadura! Patria y Vida.