El jefe de la embajada de EE.UU. en La Habana, Mike Hammer, continuó sus recorridos por Cuba y en esta ocasión visitó la provincia de Cienfuegos, donde mantuvo contacto directo con la población local.

Durante su visita, Hammer compartió con jóvenes que jugaban béisbol en la ciudad y se acercó a familias locales. En sus declaraciones, destacó su interés por “animar a aquellos que luchan mucho, que han sufrido pero están determinados a alcanzar la victoria”. También señaló que disfrutó conocer a una familia “muy linda” y subrayó la importancia de compartir con los jóvenes y de actividades culturales y deportivas que unen a cubanos y estadounidenses, como el béisbol.

Estas visitas, que el diplomático realiza de manera sistemática por diferentes provincias, buscan mantener contacto con la ciudadanía y conocer de primera mano la vida cotidiana en la isla, más allá de los canales oficiales controlados por el Estado. Para Hammer, estas interacciones son fundamentales para comprender la realidad de los cubanos comunes y transmitir la preocupación de Estados Unidos por un mejor futuro para ellos.

Sin embargo, el régimen de La Habana ha mostrado su malestar de manera pública e implícita ante estas acciones. Fuentes de medios independientes y reportes de la prensa internacional indican que las autoridades cubanas ven con recelo que un representante estadounidense se acerque directamente a la población, sin la mediación de instituciones estatales, ya que estas visitas son interpretadas como un desafío a la narrativa oficial y un estímulo al contacto ciudadano con un país al que acusan de intervenir en los asuntos internos de la isla.

Especialistas en relaciones internacionales señalan que este tipo de recorridos son parte de la estrategia de la diplomacia estadounidense en Cuba, centrada en fortalecer los vínculos con la sociedad civil y evidenciar las carencias y aspiraciones del pueblo cubano frente a las restricciones impuestas por el gobierno. La presencia de Hammer en distintas provincias, incluida Cienfuegos, busca reforzar la imagen de que Estados Unidos se interesa por la vida diaria de los cubanos y no solo por la relación con el aparato estatal.

La visita también evidencia la capacidad del diplomático para usar espacios culturales y deportivos como herramientas de acercamiento, mostrando que la interacción puede ser simple, cotidiana y humana, sin necesidad de protocolos rígidos o ceremonias oficiales. Esto ha incrementado la atención de los medios locales y extranjeros, así como la vigilancia de las autoridades cubanas sobre la actividad de Hammer en la isla.

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