El reciente incremento del euro hasta los 400 pesos cubanos (CUP) marca un nuevo capítulo en la aguda crisis económica que afecta a Cuba. Según el medio independiente El Toque, esta cotización no se registraba desde mayo de 2024.

La subida de cuatro pesos en solo 24 horas confirma la continua devaluación del peso cubano y la inestabilidad del mercado de divisas en la Isla. Paralelamente, el dólar estadounidense ha alcanzado los 375 CUP, mientras que la Moneda Libremente Convertible (MLC) se sitúa en 260 CUP, tras un leve descenso.

Este comportamiento se da en un contexto de inflación persistente y restricciones recientes impuestas por el gobierno de Estados Unidos, liderado por Donald Trump, que limitan el flujo de pasajeros entre Cuba y territorio estadounidense. Estos viajeros han sido una fuente crucial de dólares para el mercado informal. Aunque las restricciones no entrarán en vigor hasta este lunes 9 de junio, se anticipa que el dólar podría alcanzar también la barrera simbólica de los 400 CUP en los próximos días.

Mientras tanto, el tipo de cambio oficial permanece en 120 CUP por dólar, muy por debajo de las cifras del mercado informal. Esta desconexión refleja la falta de credibilidad en la política cambiaria oficial y agrava la brecha entre los salarios y el costo de vida. Actualmente, el salario mínimo cubano de 2.100 CUP equivale a menos de seis dólares a la tasa paralela, lo que evidencia la pérdida de poder adquisitivo de la mayoría de los ciudadanos.

El reciente aumento de las tarifas de Etecsa —conocido como “tarifazo”— también ha añadido presión. Al relacionar sus precios en dólares con el tipo de cambio vigente en el mercado informal, se sugiere que el propio gobierno reconoce una paridad de aproximadamente 400 CUP por dólar. Esto refuerza la percepción de que las políticas oficiales no responden a la realidad económica.

Ante la escasez de divisas en los canales oficiales, los cubanos recurren cada vez más al mercado informal. El Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi) advierte que las fluctuaciones de las divisas están impulsadas tanto por factores económicos como por la incertidumbre política. La desconfianza en las políticas del régimen ha llevado a muchos a refugiarse en monedas fuertes, profundizando así la crisis.

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