La ola de solidaridad hacia los estudiantes cubanos que protestan contra el aumento de tarifas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) sigue creciendo. Desde la Universidad de Concepción, en Chile, un grupo de jóvenes universitarios ha manifestado su respaldo a los estudiantes en la isla, sumándose a una red internacional de apoyo que incluye artistas, docentes y ciudadanos comprometidos con la justicia social.

La iniciativa en Chile, organizada por estudiantes de México, Colombia y Cuba, consistió en una acción simbólica frente al Campanil de la universidad. Allí, desplegaron una bandera cubana y un cartel con el mensaje: “Nuestro apoyo a les estudiantes en Cuba. No están solos”. Según Dunielys Díaz Hernández, promotora de la acción, el objetivo fue visibilizar la lucha de los universitarios cubanos: "Sabemos que estamos lejos, pero, al menos desde este rincón del mundo, quienes pasaban supieron que en Cuba hay estudiantes diciendo no y siendo valientes".

Dentro de Cuba, el movimiento continúa ganando fuerza. Un grupo de egresados del Instituto Superior de Arte (ISA) publicó una carta de apoyo en la que expresaron: "Queremos ser parte. Queremos acompañarles. ¿Dónde y cómo podemos ser más útiles?". Esta carta destacó la importancia de defender la justicia social y la libertad de pensamiento.

"Más que un problema comercial, esto es un problema social", afirmaron los estudiantes de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, quienes desde el 3 de junio mantienen un paro docente en protesta por las tarifas de ETECSA. Han exigido soluciones concretas y denunciado el impacto de las nuevas tarifas en una población que sobrevive con salarios precarios.

La Facultad de Biología también se unió al reclamo, distanciándose públicamente de la dirigencia nacional de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y demandando un diálogo directo con el Consejo de Ministros. Los estudiantes rechazaron los intentos oficiales de deslegitimar sus protestas, defendiendo su voz crítica y legítima.

La resonancia de estas acciones dentro y fuera de Cuba demuestra que los estudiantes no están solos y que la demanda de cambios y mayor justicia social sigue consolidándose. Mientras las autoridades gubernamentales no ofrecen respuestas satisfactorias, la solidaridad internacional se multiplica, reafirmando el compromiso con una educación más justa y una ciudadanía más libre en Cuba.

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