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El drama de envejecer en Cuba: soledad, miseria y apagones sin fin

Redacción de CubitaNOW ~ domingo 8 de junio de 2025

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Teresa García, de 94 años y residente en el centro de Pinar del Río, resume en carne propia el sufrimiento que viven hoy miles de adultos mayores en Cuba. Lleva días sin electricidad, sin agua corriente, y sin la certeza de cuándo podrá dormir una noche completa sin apagones. “Ni en el período especial se vivía tanta miseria”, asegura con voz apagada mientras acomoda unas cubetas para almacenar agua “por si vuelve la corriente”.

La isla atraviesa lo que los expertos llaman una “policrisis”: cortes eléctricos prolongados, escasez generalizada de alimentos, medicinas, combustible y agua, y una inflación desbordada que ha disparado los precios hasta triplicarlos en apenas cinco años. A eso se suma una creciente dolarización de la economía y un éxodo migratorio que ha fragmentado muchas familias.

Teté —como la conocen sus vecinos— ha visto pasar todas las etapas de la historia contemporánea cubana, desde el gobierno de Gerardo Machado hasta el actual de Miguel Díaz-Canel. Pero lo que vive hoy la supera. “Esto no tiene comparación. Ni siquiera cuando se cayó la Unión Soviética vivíamos con esta desesperación”, dice mientras señala su refrigerador, que apenas enfría y donde los alimentos se descomponen con frecuencia por la falta de corriente.

Asegura que no le teme a vivir sola, pero sí a quedarse sin los pocos recursos básicos para subsistir. La mayoría de su familia ya emigró. “Mis sobrinas quieren que me mude con ellas a La Habana, pero yo no quiero dejar mi casa. Esta es mi vida, aunque cada día sea más difícil”.

Cuba es uno de los países más envejecidos de América Latina. Según datos oficiales, más del 25% de sus 9,7 millones de habitantes tiene 60 años o más. La socióloga Elaine Acosta, profesora de la Universidad Internacional de Florida, advierte que este grupo etario está sufriendo con especial crudeza el deterioro de las condiciones de vida.

“El impacto en su salud física y mental es profundo: hay más ansiedad, enfermedades no tratadas, estrés crónico y sensación de abandono”, explicó Acosta a la agencia EFE. Agrega que muchos de los adultos mayores que hoy padecen esta crisis también vivieron la del “período especial”, por lo que ya arrastraban secuelas de desnutrición y falta de atención médica.

El corte constante de electricidad agrava aún más su situación. Los apagones obligan a cocinar de una sola vez cuando hay corriente, guardar comida sin refrigeración o consumirla en mal estado, cuando logran conseguir algo en medio de largas colas.

“Antes, por lo menos uno podía esperar que las cosas mejoraran. Ahora solo esperamos que no empeoren tanto como mañana”, dice Teté con resignación. Reconoce que si no fuera por la ayuda de vecinos y de familiares que le mandan algo del extranjero, “ya no estaría aquí”.

La especialista Acosta lamenta que el Estado cubano “no está respondiendo adecuadamente a esta crisis”, y que eso ha dejado a miles de personas mayores desprotegidas y sin garantías mínimas de una vejez digna.

Teté, sentada en su viejo sillón de madera, lanza una mirada triste al techo desconchado. “Aquí no hay vida. Yo no voy a ver el final, pero te aseguro que no va a ser bueno”, sentencia. Su historia, lejos de ser excepcional, refleja una realidad extendida por todo el país: la vejez en Cuba se ha convertido, para muchos, en una carrera de resistencia diaria contra el olvido y la miseria.

(Con información de Infobae)



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