En un contexto donde la crisis migratoria y la jubilación masiva de la generación baby boomer se cruzan, un estudio del centro de investigaciones Brookings destaca una necesidad crucial: Estados Unidos requerirá siete millones de migrantes adicionales para mantener la estabilidad económica y la solvencia de los programas de Seguridad Social y Medicare. El artículo original de El País detalla cómo este fenómeno podría impactar significativamente el mercado laboral y las finanzas del país.

La generación de los baby boomers, aquellos nacidos entre 1946 y 1964, se acerca a sus años de jubilación, generando una presión inédita sobre los sistemas de apoyo social. Según el estudio, este grupo etario no solo vivirá más años, sino que necesitará más cuidados y servicios médicos, lo que incrementará la demanda de trabajadores en estos sectores. Tara Watson, directora del Centro de Seguridad Económica de Brookings, advierte sobre la reducción de la proporción de personas en edad laboral respecto a los jubilados. En 1970 había 5,7 trabajadores por cada jubilado; para 2040, se espera que esta cifra disminuya a 2,7.

A este escenario se suma una tasa de fertilidad en declive, actualmente en 1,7 nacimientos por mujer, insuficiente para reemplazar la población. La combinación del envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad exacerba la necesidad de inmigración para llenar los vacíos en el mercado laboral y sostener los programas de bienestar social.

El informe de Brookings prevé que se requerirán más de siete millones de inmigrantes en sectores clave de la economía estadounidense. Las mayores demandas se concentrarán en trabajos de producción y manuales, con 2,87 millones de vacantes, seguidos por el sector de ventas minoristas y servicios de entretenimiento con 2,15 millones, y los servicios de cuidado y salud con algo más de un millón de vacantes. Estados como California, Texas y Nueva York, que ya cuentan con una alta participación de inmigrantes, seguirán siendo focos de alta demanda, mientras que otros como Utah y Tennessee necesitarán más mano de obra debido al crecimiento proyectado de sus mercados laborales.

Para abordar esta necesidad, el estudio sugiere ampliar las visas de trabajo en la agricultura, aprobar más solicitudes de asilo y crear un programa de visas estatales. Estas medidas podrían mitigar las tensiones en la frontera y satisfacer la demanda laboral interna.

La administración de Joe Biden enfrenta críticas por su manejo de la crisis migratoria, especialmente ante la oposición republicana liderada por Donald Trump, quien rechaza acuerdos bipartidistas. A pesar de esto, economistas como Madeline Zavodny, de la Universidad del Norte de Florida, argumentan que los migrantes no solo cubren puestos de trabajo sino que también impulsan la demanda económica y crean empleo. Zavodny señala que los inmigrantes suelen asentarse en áreas rurales con necesidad de mano de obra, llenando vacíos en diversos niveles del mercado laboral.

Los ingresos fiscales provenientes de los impuestos que pagan los migrantes benefician al gobierno federal, pero los gobiernos locales y estatales enfrentan costos asociados a la provisión de servicios para los recién llegados. Watson sugiere redistribuir recursos federales a estos gobiernos locales para aliviar el impacto fiscal a corto plazo.

El Departamento de Trabajo ha ampliado sus recursos informativos para los migrantes, añadiendo seis lenguas a su página web migrantworker.gov, con información vital sobre derechos laborales y protección. Esta iniciativa busca mejorar la integración y el bienestar de los trabajadores migrantes en el país.

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