El hospital "Lenin" de Holguín fue inaugurado en 1965 como uno de los centros de referencia más modernos del oriente cubano. Durante décadas se presentó como un emblema de la salud pública en la Isla, orgullo del sistema que proclamaba acceso gratuito y universal para todos los ciudadanos.

Miles de pacientes de Holguín y provincias aledañas fueron atendidos en sus salas, que contaban con servicios de especialidades médicas, quirófanos modernos y un cuerpo de profesionales altamente capacitados. Era, en su momento, un símbolo del avance de la medicina cubana.

Sin embargo, el paso del tiempo, la falta de mantenimiento y las carencias acumuladas han transformado este hospital en la sombra de lo que alguna vez fue. Hoy, denuncias de ciudadanos y trabajadores muestran pasillos oscuros, salas abarrotadas, equipos obsoletos y una higiene precaria que atenta contra la seguridad de los propios pacientes.

Fotografías recientes compartidas en redes sociales revelan basureros desbordados, colchones rotos, techos deteriorados y áreas críticas donde la limpieza brilla por su ausencia.

Lo que en sus inicios fue orgullo nacional, hoy se ha convertido en motivo de vergüenza y dolor para los holguineros. Familias enteras se quejan de tener que llevar desde sábanas hasta medicamentos básicos para poder garantizar un mínimo de atención a sus seres queridos. Enfermos en estado grave esperan horas —e incluso días— para ser atendidos, mientras el hospital sufre cortes de agua y electricidad que paralizan servicios vitales.

El contraste entre la historia del "Lenin" y su realidad actual refleja la profunda crisis del sistema de salud cubano. De ser un hospital emblemático, hoy se percibe como un espacio insalubre, deteriorado y sin recursos, donde médicos y enfermeros trabajan prácticamente a ciegas, sostenidos por la vocación y la desesperación de salvar vidas en medio del caos.

El caso del centro holguinero no es aislado: representa un patrón que se repite en toda la Isla, donde la infraestructura hospitalaria se desploma ante los ojos de los pacientes y del personal. Lo que alguna vez se exhibió como vitrina del modelo cubano, ahora es evidencia del colapso de un sistema incapaz de sostenerse. El "Lenin", que fue símbolo de esperanza, hoy es símbolo de decadencia.

Fuente: Rolando Nápoles

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