En una nueva entrega de su pódcast “Desde la Presidencia”, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel intentó justificar el reciente y brutal incremento en las tarifas de acceso a internet impuesto por la empresa estatal ETECSA, culpando una vez más al embargo estadounidense, a supuestas campañas de “intoxicación mediática” y a factores externos. Sin embargo, sus palabras han dejado más interrogantes que respuestas, y han encendido aún más la indignación de los cubanos, sobre todo entre los universitarios, que han llamado a un paro generalizado en rechazo a las medidas.

Durante su intervención, Díaz-Canel reconoció que el país enfrenta una “situación compleja desde el punto de vista tecnológico”, y que existe una “escasa disponibilidad de divisas que compromete la calidad del servicio”. Pero más allá de estas vagas afirmaciones, no ofreció ninguna solución concreta para los millones de ciudadanos que simplemente no podrán costear el nuevo precio del servicio, equivalente al salario de casi dos meses para la mayoría de los trabajadores.

Con frases como “hay una confluencia de una serie de factores internos, pero sobre todo externos e inducidos que ha terminado haciendo prácticamente insostenible seguir avanzando”, el mandatario intentó evadir la responsabilidad directa del gobierno cubano y su incapacidad para gestionar de manera eficiente un sector tan estratégico como las telecomunicaciones. Lo que no menciona es que ETECSA, único proveedor de internet en el país, es un monopolio completamente bajo control estatal, utilizado no solo como fuente de ingresos en divisas, sino como instrumento de control social y censura.

En lugar de presentar una salida a la crisis digital que afecta a la población, Díaz-Canel se escudó en el discurso de siempre: el enemigo externo. “Mientras el país impulsaba la expansión de los accesos a internet por móviles que comenzó en 2018 abaratando los costos… el enemigo del pueblo cubano se empeñaba en reforzar las medidas coercitivas y favorecía los fraudes”, afirmó, desviando la atención del verdadero problema: un modelo económico fallido y un Estado quebrado que no genera riqueza, sino que sobrevive exprimiendo al ciudadano.

Más preocupante aún fue su intento por deslegitimar el legítimo reclamo de los estudiantes, acusando al movimiento de estar manipulado desde el exterior. Esta narrativa ignora el hecho evidente de que el paro universitario fue convocado desde dentro de las aulas, por jóvenes que ya no soportan el ahogo económico ni la falta de futuro. No se trata solo de tarifas, sino de una protesta que canaliza un hartazgo generalizado ante una dictadura que lleva décadas prometiendo sin cumplir.

Frente al colapso económico, el régimen cubano opta por restringir el acceso a la información. Elevar el costo del internet es, en el fondo, una estrategia para limitar el uso de las redes sociales, silenciar las denuncias ciudadanas y evitar que la población conozca lo que realmente ocurre dentro y fuera del país. Lejos de ser un problema técnico o financiero, es una maniobra política.

En definitiva, el mensaje de Díaz-Canel no ofreció alivio alguno. Fue una exposición predecible de excusas, victimismo y represión disfrazada de gobernabilidad. El tarifazo de ETECSA no es más que otra muestra de un régimen que ha perdido el rumbo y que solo sabe gobernar restringiendo.

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