The New York Times: Trump ataca una exportación clave de Cuba: sus misiones médicas mundiales
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 14 de abril de 2025

Ramona Matos, médica cubana exiliada y ahora ciudadana estadounidense, no dudó en apoyar a Donald Trump en las pasadas elecciones. Para ella, la promesa de una política firme hacia el régimen de La Habana era una esperanza de cambio. Su experiencia personal en las misiones médicas cubanas en Bolivia y Brasil la convenció de que ese programa, aclamado internacionalmente como humanitario, es en realidad una forma de explotación estatal.
“Son esclavos de la dictadura”, afirma Matos, quien ahora trabaja en una fábrica en el sur de Florida.
Durante décadas, Cuba ha enviado a miles de médicos, enfermeros y técnicos de salud a decenas de países, cobrando por sus servicios mientras retiene gran parte del salario que esos profesionales generan. A pesar de ser presentado como un acto de solidaridad, este programa representa una fuente multimillonaria de ingresos para el gobierno cubano.
Bajo la administración de Trump, Estados Unidos adoptó una política más agresiva contra este modelo. Se retiraron visas a funcionarios de países que colaboran con las brigadas médicas cubanas y se advirtieron posibles sanciones a quienes participen en este esquema que, según activistas, viola derechos laborales.
María Werlau, directora de la organización Cuba Archive, lo califica como “trabajo forzado institucionalizado”. Un informe de esta entidad reveló que Cuba gana más de 4.000 millones de dólares anuales exportando mano de obra calificada, siendo el sector médico el más lucrativo. En algunos casos, los países pagan hasta 5.000 dólares por médico, pero el profesional solo recibe entre el 2% y el 15% de esa suma.
Los testimonios de médicos que han desertado del programa describen condiciones restrictivas: pasaportes retenidos, toques de queda, prohibición de socializar con locales y separación de sus familias. Leydy, una doctora que huyó de Venezuela en 2019, relata haber trabajado durante hiperinflación por un salario que apenas alcanzaba para una barra de pan. “Es explotación, sin duda”, señala.
A pesar de las críticas, el gobierno cubano insiste en que se trata de un programa voluntario, con condiciones dignas y beneficios sociales. El viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos F. de Cossío, defiende que los profesionales gozan de libertad de movimiento y reciben una remuneración justa, además de alojamiento, alimentación y transporte cubiertos por los países anfitriones.
Sin embargo, activistas y exmiembros del programa refutan estas afirmaciones. Argumentan que, aunque los profesionales se sumen inicialmente de forma voluntaria, una vez en misión pierden control sobre su salario y libertad personal. Además, muchos temen represalias si abandonan la misión o denuncian irregularidades.
La administración Trump revirtió la política de acercamiento impulsada previamente por Obama. Además de sancionar el programa médico, devolvió a Cuba a la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, restringió transacciones comerciales y activó el Título III de la Ley Helms-Burton, permitiendo demandas por propiedades confiscadas tras la revolución.
A pesar de estas medidas, ningún país se ha retirado del programa médico, según declaraciones del propio de Cossío. Algunos gobiernos, como los de Jamaica o Trinidad y Tobago, han defendido públicamente la colaboración con Cuba. En Jamaica, por ejemplo, hasta 400 profesionales cubanos cubren vacantes críticas del sistema de salud. Las autoridades locales aseguran que las condiciones laborales cumplen con los estándares internacionales.
Sin embargo, otros expertos, como Mauricio Claver-Carone, enviado de Trump para América Latina, promueven modelos alternativos como el de Barbados, donde los médicos son contratados directamente, sin intermediación del Estado cubano.
En 2018, Matos demandó a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a la que acusa de facilitar estas misiones en Brasil en colaboración con el régimen. Para ella, la complicidad internacional en este esquema representa una forma moderna de esclavitud.
“Si te prohíben salir, hablar con quien quieras y se quedan con tu salario, ¿cómo se puede llamar eso de otra manera?”, cuestiona.
La estrategia de EE.UU. ha abierto un debate sobre la ética de las misiones médicas cubanas. Mientras unos las consideran un ejemplo de cooperación Sur-Sur, otros las ven como una maquinaria de propaganda del régimen y una forma de control sobre su propia población profesional.
Con una economía al borde del colapso, una crisis migratoria creciente y servicios básicos colapsados en la isla, el golpe a las misiones médicas podría tener consecuencias profundas para el gobierno cubano, que depende cada vez más de estas exportaciones humanas para sobrevivir financieramente.
Fuente: New York Times