Vecinos del municipio de Gibara, en la provincia de Holguín, salieron a las calles en protesta tras permanecer más de 24 horas sin electricidad. El estallido refleja el malestar social acumulado en Cuba, donde los prolongados apagones se han convertido en un problema cotidiano que agrava aún más las difíciles condiciones de vida de la población.

En videos difundidos en redes sociales se aprecia a decenas de personas marchando pacíficamente con velas y linternas, mientras expresaban su rechazo a los cortes de energía y exigían soluciones urgentes. Algunos de los manifestantes corearon consignas de inconformidad, reflejando el hartazgo de un pueblo que asegura no poder seguir soportando la situación.

“Este es un pueblo pacífico que ya no aguanta más apagones. El verdadero desorden está en el gobierno, que vive desconectado de la realidad”, comentó un ciudadano en una de las grabaciones compartidas.

Los reclamos en Gibara, sin embargo, no se limitaron a la falta de electricidad. Los manifestantes también denunciaron la escasez de alimentos, medicinas y agua potable, problemas que se han intensificado en los últimos años y que, unidos a la crisis energética, elevan la tensión social.

El corte eléctrico se convirtió en símbolo de un cansancio mayor: el de convivir con privaciones constantes. Para muchos, la oscuridad en sus hogares representa también el reflejo de un país sumido en la incertidumbre.

“No se trata solo de la luz. Es el hambre, la falta de medicinas, la miseria que llevamos arrastrando demasiado tiempo”, expresó otro habitante que participó en la protesta.

Hasta el momento, las autoridades cubanas no han emitido declaraciones oficiales sobre lo sucedido en Gibara. Sin embargo, en anteriores ocasiones el gobierno ha calificado este tipo de manifestaciones como “desórdenes públicos”, pese a que en los videos se aprecia un ambiente pacífico.

La protesta en Gibara se suma a otras expresiones de malestar registradas en distintas provincias del país, en medio de una crisis energética que no muestra señales de mejora. Cada corte de electricidad se convierte en detonante de frustración para miles de familias que, además de enfrentar largas horas sin luz, deben lidiar con la falta de alimentos y servicios básicos.

En este contexto, los gritos de inconformidad que resonaron en Gibara marcan un nuevo capítulo de la creciente tensión social en Cuba. Aunque el desenlace de estas protestas aún es incierto, lo ocurrido pone en evidencia que la población ya no se limita a esperar soluciones, sino que comienza a expresar abiertamente su descontento.

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