Un trabajador del Ministerio del Interior (Minint) en Ciego de Ávila fue condenado a siete años de prisión tras ser declarado culpable de sabotaje, luego de que vertiera agua en el tanque de combustible de un grupo electrógeno. Sin embargo, lejos de tratarse de un acto intencional de daño, lo sucedido parece haber sido el resultado del miedo y la desesperación ante la posibilidad de ser responsabilizado por un faltante de combustible detectado durante una auditoría.

El acusado, un operador con una década de experiencia en su puesto, tenía a su cargo el control del consumo y almacenamiento de diésel en el grupo electrógeno que abastecía al centro de comunicaciones de la Delegación Provincial del Minint. El 29 de abril de 2024, durante una inspección, se detectó la ausencia de 30 litros de diésel. Presa del pánico y temiendo represalias, el trabajador intentó encubrir el faltante añadiendo agua al tanque de combustible, sin prever las graves consecuencias de su acción.

Esa misma noche, cuando se produjo un apagón y se intentó encender el grupo electrógeno, el equipo falló a los 20 minutos. Esto afectó la generación eléctrica del centro de comunicaciones del Minint, interrumpiendo los sistemas de videovigilancia, la conectividad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y los bomberos, así como algunos servicios de la Empresa de Telecomunicaciones (ETECSA).

Aunque el daño material se limitó al reemplazo de dos filtros de combustible, valorados en apenas 5.74 pesos, la justicia cubana consideró que los efectos de la acción del trabajador atentaban contra la seguridad del Estado. Durante el juicio, celebrado meses después en Camagüey, se determinó que el acusado actuó de manera consciente del riesgo, aunque sin intención de sabotear la infraestructura.

El propio trabajador, visiblemente afectado, confesó en el tribunal: “Era la época en que se iba la corriente todos los días. Pensé que me iban a culpar por eso, me puse nervioso, y la solución que se me ocurrió fue verter agua para que cuando midieran… Mi intención nunca fue dañar nada. Estoy bastante arrepentido y avergonzado porque yo no soy una persona que comete delitos, y mucho menos sabotaje”.

Pese a su historial laboral intachable y a la ausencia de antecedentes penales, el tribunal lo declaró culpable de sabotaje bajo el artículo 125 del Código Penal y le impuso una condena de siete años de prisión, además de la prohibición de ejercer su cargo y la restricción de salida del país.

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