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Lis Cuesta se reinventa como 'profe enamorada' en el ISA y desata indignación

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 20 de septiembre de 2025

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Lis Cuesta, esposa del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, vuelve a ser el centro de atención tras anunciar con entusiasmo su nuevo rol como profesora de Gestión Cultural en el Instituto Superior de Arte (ISA).

En redes sociales, se mostró sonriente, rodeada de estudiantes, y se autodenominó “profe enamorada”, celebrando el inicio del curso como si se tratara de un acto de entrega desinteresada. Pero en un país donde millones sobreviven entre apagones, escasez y hospitales en ruinas, la noticia ha sido vista por muchos como una provocación.

El contraste entre la imagen de Cuesta —alegre, relajada y conectada con el entorno académico— y la dura realidad que enfrenta el pueblo cubano es, para muchos, insostenible. Los comentarios en redes no se hicieron esperar. “Puedes enseñarles a progresar para que tengan un teléfono de mil dólares como el tuyo”, escribió un usuario, en referencia a los lujos que Cuesta no oculta: celulares de última generación, relojes de marca y accesorios que no puede permitirse un ciudadano promedio en la Isla.

El gesto ha sido interpretado por analistas y ciudadanos como una maniobra más de propaganda oficialista. Para algunos, que la esposa del mandatario enseñe “gestión” en un país con una economía devastada y sin libertades básicas, es un acto de cinismo. Otros apuntan a la estrategia del régimen de reciclar figuras desgastadas del oficialismo, como cuando invitó al músico Israel Rojas —líder de Buena Fe— a su aula para hablar de industrias culturales, ignorando su papel como vocero del gobierno y su silencio ante la represión del 11J.

Lis Cuesta, quien nunca ha sido reconocida formalmente como primera dama, ha consolidado su figura pública a base de privilegios y exposición mediática. Desde que Díaz-Canel asumió el poder, su presencia en actos oficiales y giras internacionales ha sido constante, siempre lejos de representar la austeridad que predica el discurso gubernamental.

Su presencia en el ISA no solo refuerza el adoctrinamiento dentro de instituciones académicas, sino que también simboliza la desconexión total entre la élite cubana y su pueblo. Mientras los cubanos cocinan con leña y carecen de medicamentos, ella publica frases dulzonas y selfies que intentan humanizar su imagen, pero solo generan más rechazo.

La pregunta que muchos se hacen es clara: ¿puede alguien enseñar sobre cultura en un sistema que persigue artistas, censura ideas y asfixia la libertad?


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