La crítica situación del transporte en Cuba volvió a quedar en evidencia en la terminal de lista de espera de Villa Nueva, en La Habana, donde numerosos pasajeros llevan días aguardando por pasajes hacia distintas provincias, sin obtener respuesta.

De acuerdo con la denuncia publicada en el perfil de Facebook San Nicolás de Bari, la terminal se encuentra abarrotada de viajeros, muchos de ellos ancianos, mujeres y niños, que duermen en condiciones precarias y sin garantías de ser trasladados a sus destinos. “Es una falta de respeto”, señaló la publicación, reflejando la frustración creciente de los ciudadanos ante un servicio que se percibe cada vez más deteriorado.

La denuncia también cuestiona el uso de recursos del Estado, preguntando “¿cuánto le habrá costado el alquiler del avión al puesto a dedo?”, en referencia a los gastos gubernamentales que contrastan con la falta de soluciones para el transporte público del pueblo.

La situación de la terminal de Villa Nueva no es un hecho aislado. En todo el país, la crisis del transporte se ha agudizado por la falta de combustible, el deterioro de ómnibus y trenes, y la ausencia de una planificación eficiente que permita responder a la demanda creciente de movilidad.

La lista de espera, concebida como una alternativa temporal, se ha convertido en una trampa interminable para los pasajeros que pasan jornadas enteras aguardando un turno que rara vez se cumple.

En redes sociales, usuarios denuncian que la desorganización, la corrupción y la falta de transparencia agravan el problema, pues los pasajes terminan en manos de intermediarios o se reservan de manera arbitraria.

El transporte interprovincial en Cuba, que debería garantizar el derecho de los ciudadanos a desplazarse, se ha convertido en una de las principales fuentes de malestar social.

La terminal de Villa Nueva en La Habana es hoy un reflejo del colapso de la infraestructura del país y del abandono que sienten los cubanos en medio de una crisis generalizada.

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