Campesinos residentes en Guantánamo confiesan que están “agotados” frente a la ola de robos de animales y cultivos en el territorio, mientras la respuesta de las autoridades es escasa o nula en la mayoría de los casos.

En un reporte este jueves del medio independiente Diario de Cuba, algunos señalan que las pérdidas son cotidianas. “Todos los días se pierde un animal”, lamenta uno de los entrevistados.

“Va a haber que tomar medidas drásticas. Yo tenía una escopeta y hasta la vendí por no buscarme problemas porque siempre dije que no iba a poner un cartucho en la recámara por gusto, porque es demasiado”, comentó.

“A mí me robaron el día primero una vaca. Hay mucho robo. Se atrapa a los ladrones, hay una cantidad grande de presos, pero no se resuelve el problema”, dice otro campesino. “Las leyes las están aplicando muy suavecitas”, opinó más adelante.

“Ya cuando se pierde un animal, buscarlo es para saber que está muerto. Pero se sabe que encontrarlo vivo es difícil”, asegura un tercer entrevistado. “Hay que apretar las leyes. A veces tienes el animal con todas las condiciones y te lo roban. Si no tienes pruebas suficientes, no hacen nada y sigue aumentando el hurto y sacrificio”, dice otro. “Estamos bastante agotados ya de esa lucha”, apuntan.

De igual modo, los campesinos en ocasiones arriesgan su vida por el simple hecho de poseer animales. En julio, uno fue hallado muerto en una propiedad de Holguín, después de un robo de ganado, en circunstancias que permanecían sin esclarecer por parte de las autoridades. Vecinos y familiares sospecharon de un presunto asesinato.

El régimen comunista de La Habana informó que el robo y sacrificio de ganado se disparó un 145 % durante el 2022 con respecto al año anterior. El año pasado se registró el hurto de 82 445 cabezas de ganado, 43 315 reses y 37 130 caballos. Un directivo explicó a la prensa oficialista que los agentes de la policía no siempre disponen de los recursos para esclarecer los hechos e inculpar a posibles responsables, los cuales muchas veces incluso son conocidos entre la comunidad donde cometen los delitos, pero actúan con amenazas e intimidaciones.

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