La reciente publicación en redes sociales del periodista independiente José Luis Tan Estrada ha generado una ola de indignación por el estado crítico del Hospital Provincial de Camagüey, una institución que debería garantizar atención segura y digna, pero que hoy se ha convertido en un símbolo del deterioro.

Tan Estrada describe que, en el sótano donde funciona un salón de cirugía, el piso está cubierto de aguas negras y suciedad, mientras que una rata se paseaba cerca del ascensor, como si fuera parte del personal. A esto se suma el testimonio de pacientes que afirman que “las goteras caían sobre nosotros en la zona de observación quirúrgica, dando la impresión de que el techo podía desplomarse en cualquier momento”.

Las reacciones no se hicieron esperar. Usuarios como Kenya VP y Camila Rodríguez coincidieron en que el provincial “da asco” y que la situación es común en muchos hospitales de Cuba, lo que representa “una falta de respeto a la población”.

Otros testimonios describen filtraciones en todo el cuerpo de guardia, baños en condiciones deplorables y falta de agua, incluso reconociendo el esfuerzo del personal de salud por mantener mínimamente el lugar.

Yanet Campos Pérez aseguró que “el sótano es de terror, inundado casi siempre con las mismas goteras”, lo que evidencia un abandono total del sistema de salud.

El malestar también se mezcló con denuncias políticas. Julian Alfonso García cuestionó el destino del dinero que el país obtiene por exportar servicios médicos, señalando que no se refleja ni en hospitales ni en infraestructura energética.

Guelmi Abdul y otros comentaristas apuntaron directamente a la ineficacia del modelo político, mientras que Marta Espin y Yamilet Vicente confirmaron que las zonas cercanas a oncología sufren igualmente de aguas negras, peste y filtraciones, incluso llegando al salón de cirugía de mínimo acceso.

Algunos usuarios ironizaron sobre la gravedad de la situación. Jhenc Libre bromeó diciendo que “está la rata que cocina y esta es la que opera”, mientras otros, como Rosa Vivian Rodríguez Cabrera, subrayaron que el problema no es reciente y que la pestilencia es parte de la rutina hospitalaria.

Para muchos, este escenario es la confirmación de que el deterioro en Cuba no es casual ni aislado, sino una consecuencia de años de falta de mantenimiento, inversión y transparencia.

Los testimonios describen un hospital que, lejos de inspirar confianza, expone a pacientes y personal a riesgos sanitarios y estructurales. Las aguas negras, las ratas, las goteras y el abandono convierten al Hospital Provincial de Camagüey en un reflejo dramático de la crisis que atraviesa la salud pública en la Isla.

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