La Unión Europea ha dado un nuevo y contundente paso en su estrategia para frenar la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania al aprobar el 18.º paquete de sanciones, considerado por Bruselas como uno de los más severos desde el inicio del conflicto.

Las medidas, adoptadas por el Consejo de la UE, apuntan directamente a los pilares que sostienen el esfuerzo bélico ruso: la energía, el sistema financiero y la industria militar, al tiempo que amplían el cerco sobre Bielorrusia por su apoyo a Moscú.

La alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, fue tajante al presentar el paquete: la UE no cejará en su respaldo a Ucrania y seguirá aumentando la presión hasta que Rusia ponga fin a la guerra. Según subrayó, cada sanción reduce la capacidad del Kremlin para financiar y sostener el conflicto.

En el ámbito energético, la UE ha reducido el precio máximo del petróleo ruso de 60 a 47,6 dólares por barril, ajustándolo a los precios internacionales e introduciendo un mecanismo automático para mantener su efectividad. Esta decisión busca golpear una de las principales fuentes de ingresos del Estado ruso, ya que las exportaciones de crudo representan aproximadamente un tercio de su presupuesto público.

El paquete también refuerza el combate contra la denominada “flota clandestina” utilizada por Rusia para eludir las sanciones. Un total de 105 nuevos buques han sido incluidos en la lista negra, elevando a 444 el número de embarcaciones sancionadas. Estas medidas implican la prohibición de acceso a puertos europeos y de prestación de servicios marítimos, y afectan tanto a empresas gestoras como a comerciantes de petróleo, capitanes de buques e incluso a una refinería en la India vinculada a Rosneft.

En el sector bancario, la UE ha ampliado de forma significativa la prohibición de transacciones, añadiendo 22 bancos rusos más a la lista de entidades vetadas. Además, se endurecen las sanciones contra instituciones financieras y proveedores de criptoactivos de terceros países que faciliten la evasión de las medidas europeas o mantengan vínculos con el sistema financiero alternativo ruso (SPFS).

También se ha prohibido cualquier operación con el Fondo Ruso de Inversión Directa, cerrando aún más el acceso de Rusia a los mercados internacionales.

El complejo militar-industrial ruso ha sido otro objetivo central. Se han sancionado nuevos proveedores de armamento y tecnología, incluidos actores con sede en China, así como empresas bielorrusas que apoyan el esfuerzo bélico. A ello se suman nuevas prohibiciones de exportación por más de 2.500 millones de euros, que afectan a productos de doble uso y tecnologías clave para la fabricación de sistemas militares.

El paquete incorpora además medidas de responsabilidad proactiva, sancionando a personas implicadas en la deportación y adoctrinamiento de niños ucranianos, así como a propagandistas y responsables de la manipulación del patrimonio cultural en territorios ocupados.

Finalmente, la UE ha equiparado las sanciones comerciales contra Bielorrusia a las impuestas a Rusia e introducido un embargo a las importaciones de armas procedentes de ese país. Bruselas deja claro así que está dispuesta a seguir endureciendo su postura. El mensaje político es inequívoco: Rusia no debe vencer.

Fuente: Consejo de la Unión Europea, Comunicado de prensa, 18 de julio de 2025.

Recomendado para ti