En un movimiento sin precedentes, considerado histórico por muchos, el gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Donald Trump, ha ordenado el despliegue de tropas regulares del Ejército y del Cuerpo de Marines en la frontera con México. Esta decisión busca reforzar las medidas de seguridad en la región y detener el flujo de migrantes que intentan cruzar hacia territorio estadounidense.
"Está cumpliendo lo que prometió" , manifestó un internauta mientras otro hace referencia a la ascendencia europea del presidente: "de esta forma, ni su familia hubiera entrado"
Lo cierto es que la operación, calificada de época, involucra el despliegue de más de mil 500 militares, incluyendo 500 miembros del Cuerpo de Marines y personal de la Marina, que se suman a los 2 mil 200 efectivos de la Guardia Nacional y 4 mil 500 reservistas ya estacionados en la zona.
Según la Casa Blanca, estas fuerzas adicionales tienen la misión de "proteger y defender la integridad territorial de Estados Unidos".,El despliegue se realiza en estados fronterizos como California, Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, donde se han establecido campamentos temporales y puntos de vigilancia.
En imágenes difundidas por la Casa Blanca, se observa a las tropas llegando en helicópteros y aeronaves militares, caminando armados hacia sus posiciones asignadas. Estos operativos incluyen también el uso de helicópteros para reconocimiento aéreo y transporte de personal.
La orden ejecutiva firmada por Trump establece el incremento de efectivos en la frontera para asistir a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, uno de los cuerpos más grandes de Estados Unidos, cuya misión principal es evitar la entrada de terroristas, armas y migrantes irregulares.
Según el Departamento de Defensa, el despliegue no solo implica la presencia de soldados en tierra, sino también el uso de aeronaves militares, como los aviones C-47, para la deportación de migrantes. En un comunicado, la Casa Blanca confirmó que ya han salido varios vuelos con destino a Guatemala y México.
Este es el primer despliegue de tropas regulares en la frontera, ya que previamente solo se habían utilizado efectivos de la Guardia Nacional y reservistas. Sin embargo, la ley estadounidense, específicamente el Acta Posse Comitatus, impide que las fuerzas armadas realicen tareas civiles como la detención o custodia de migrantes. Por ello, su rol se limita a funciones de apoyo, como vigilancia, reparación de barreras físicas y análisis de inteligencia.
La Casa Blanca destacó el despliegue como el cumplimiento de una promesa de campaña de Trump. En redes sociales, la administración publicó: "Promesa hecha –> ¡Promesa CUMPLIDA!".
No obstante, esta medida ha generado controversia, con sectores críticos que consideran que se militariza una zona que históricamente ha sido manejada por autoridades civiles. El Pentágono anunció que estas fuerzas apoyarán la detección y vigilancia mejoradas, así como la colocación y reparación de barreras físicas a lo largo de la frontera.
El primer teniente Troy Garza informó que los helicópteros han identificado puntos claves en la frontera para establecer bases de operaciones y apoyar las tareas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Las medidas adoptadas por la administración Trump han generado fuertes críticas de organizaciones de derechos humanos, que consideran que estas acciones podrían violar derechos y aumentar las tensiones diplomáticas con países de América Latina. Sin embargo, la administración mantiene que estas medidas son necesarias para asegurar la frontera.