Doce días después de pasar por quirófano en Miami, Samantha Hernández compartió con su comunidad de YouTube un balance honesto de su recuperación. “Me operé el primero de octubre, en la tarde, entre las 3 y las 4”, contó, ya más serena, aunque admitiendo un arranque difícil con un desmayo la primera noche y vómitos al día siguiente. Aun así, asegura estar animada: “Los primeros días fueron malos, pero luego he estado activa, en cama”.
La creadora explicó que suma nueve masajes posoperatorios, iniciados tres días después de la cirugía. Lejos de lo que le advirtieron, no los define como dolorosos: “Es incómodo, pero ahora mi cuerpo me los pide”. El procedimiento incluyó liposucción 360 sin transferencia de grasa y aumento de senos, una elección personal que, reconoce, ha generado debate. “Me preguntan por qué lo hice si no me hacía falta. Yo me amo y me he amado siempre, pero Dios me dio la oportunidad de retocar algunas cosas que a mí no me gustaban”, explicó.
Con un tono conciliador, rechazó trincheras entre “naturales” y “hechas”. “No apoyo que las mujeres hechas se crean mejor que las naturales, ni que las naturales se crean más que las hechas. Operarte no es solo pasar por un quirófano; la recuperación puede ser complicada”, reflexionó. También admitió que su rutina, aunque activa, no siempre es estricta en lo nutricional: “Voy al gimnasio, pero me gusta el pan, el dulce… soy realista: me gusta comer mal y por eso me hice la lipo. La grasa acumulada no la iba a bajar, ya lo había intentado”.
De momento, los resultados no serán visibles hasta completar el primer mes, periodo en el que debe usar faja de forma continua. “Cuando cumpla el mes, me retiraré las esponjas y las tablas y les enseñaré un video en bikini mostrando mi cuerpo”, adelantó. Mientras tanto, mostró cómo luce su silueta en pleno proceso.
Hernández —pareja del cantante cubano L’ Kimii— reconoce altibajos emocionales tras la operación. “No estoy acostumbrada a estar en cama todo el día, y que me lo tengan que hacer todo me hace sentir mal. Pero entiendo que es un proceso y todo es con un fin”, concluyó. Su testimonio se suma al de otras figuras cubanas que abordan la cirugía estética sin tapujos, como parte de su bienestar personal, con un mensaje inclusivo: todas las mujeres son bellas, con o sin retoques.
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