Amaya Alayón, una cubana residente en Estados Unidos, protagonizó un momento tenso en la Aduana de Cuba cuando intentaba ingresar un televisor importado para su familia en la Isla. La negativa de las autoridades a permitirle el ingreso del equipo desató su furia y la llevó a destruir el aparato en pleno aeropuerto para evitar que los oficiales se beneficiaran con el decomiso.
Su historia, contada en TikTok, generó polémica en redes sociales. Según el testimonio, el incidente ocurrió cuando llegó al control de importaciones con varios electrodomésticos. La funcionaria que la atendió le informó que el televisor excedía el límite permitido. En un intento por solucionar la situación, la viajera insinuó la posibilidad de un soborno, pero la funcionaria rechazó la oferta.
Frustrada por la negativa, Amaya tomó el televisor y lo dejó caer al suelo, destrozándolo por completo. “Me pusieron un warning, una advertencia por desorden público”, contó en su video. La escena dejó impactados a los presentes ese día en el aeropuerto.
Al salir de la terminal aérea, la tensión continuó. Su padre, quien la esperaba fuera, intentó calmarla pero la situación se tornó aún más tensa. En medio del enojo, le dijo que esa sería la última vez que la vería, un comentario del que luego se arrepintió. Ante las críticas en redes sociales, Amaya respondió en un segundo video. Alguien le preguntó por qué seguía viajando a Cuba si tenía tantas quejas sobre el sistema. Su respuesta fue contundente: “Voy porque quiero, porque es mi dinero y porque tengo familia allí”.
También criticó el trato que reciben los viajeros en la Aduana cubana. “Esa dictadura es lo más asqueroso que hay, pero nadie tiene derecho a tratarte mal”.
Las reglas de la Aduana General de la República establecen un límite de importación de 125 kilogramos o 1.000 dólares anuales en mercancías. En el caso de los televisores, se pueden llevar hasta dos por persona, pero con tarifas específicas según el tamaño de la pantalla. Un televisor de 32 pulgadas tiene un valor en Aduana de 250 dólares, mientras que uno de entre 32 y 42 pulgadas cuesta 400 dólares. Para los de más de 42 pulgadas, la tarifa asciende a 500 dólares. Estos valores se descuentan del límite general de importación. Si se supera, la Aduana puede confiscar los bienes que excedan la cantidad permitida.
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