Este martes, el presidente de Estados Unidos Donald Trump confirmó que las Fuerzas Armadas norteamericanas llevaron a cabo un ataque militar en alta mar contra un barco cargado de drogas que partió desde Venezuela.
La acción, ordenada directamente por Trump, resultó en la pérdida de la vida de 11 miembros del Tren de Aragua, una organización señalada por Washington como narcoterrorista y vinculada al régimen de Nicolás Maduro.
En su mensaje publicado en la red social Truth Social, Trump especificó que el ataque tuvo lugar en aguas internacionales dentro del área de responsabilidad del Comando Sur. El mandatario afirmó que la operación fue una respuesta directa a la amenaza que representa esta organización, catalogada oficialmente como una "Organización Terrorista Extranjera" por Estados Unidos.
Según el gobierno estadounidense, el Tren de Aragua se encuentra bajo el control directo del régimen venezolano y está involucrado en delitos graves como narcotráfico, asesinatos en masa, trata de personas y actos de terrorismo en territorio estadounidense y en el Hemisferio Occidental.
El Secretario de Estado Marco Rubio también confirmó la acción, calificándola como un ataque “letal” realizado en el sur del Caribe contra un barco que transportaba una gran cantidad de drogas hacia Estados Unidos.
Rubio destacó la importancia de la operación en el marco de la política de “cero tolerancia” que impulsa Washington contra el narcotráfico, especialmente contra organizaciones criminales protegidas por regímenes autoritarios como el de Maduro.
Las primeras imágenes difundidas muestran los restos de la embarcación destruida tras el bombardeo, evidenciando la contundencia del operativo. Ningún militar estadounidense resultó herido durante la acción, que busca enviar un mensaje claro a cualquier grupo o nación que intente introducir drogas ilícitas en territorio estadounidense.
La respuesta del gobierno venezolano no se hizo esperar. Nicolás Maduro calificó el ataque como una agresión imperialista y la mayor amenaza que ha enfrentado el país en un siglo. En consecuencia, ordenó la máxima preparación para defender la soberanía nacional ante cualquier amenaza externa.
Esta acción ha generado tensiones regionales, con organismos como la CELAC manifestando preocupación ante un posible aumento de las operaciones militares en la región.
Aliados como Cuba expresaron su apoyo incondicional a Venezuela, incrementando la polarización geopolítica en el Caribe y Latinoamérica tras este episodio.
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