Sor Nadieska Almeida Miguel, superiora de la congregación Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Cuba, es una voz crítica frente al régimen cubano, utilizando sus plataformas en redes sociales para denunciar la grave crisis económica y social que atraviesa el país.
En esta ocasión Sor Nadieska advierte: "Durante varios días, he guardado un silencio que me ha permitido entender la importancia de saber cuándo callar y cuándo expresar lo que realmente siento. Dentro de mí hay sentimientos encontrados, momentos en que quisiera dejar reposar el dolor y no juzgar, pero hay verdades que no pueden ser ocultadas.
"La ausencia de luz nos hace valorar su presencia, y así mismo vivo en estos días. En el hogar de ancianos donde dedico mi vida junto a mis hermanas y colaboradores, una visita oficial nos recordó las duras realidades que enfrentan los más vulnerables en nuestro país. Los ancianos sufren no solo por las carencias materiales, sino también por la falta del calor humano de sus familias, algo irremplazable.
"Estas visitas oficiales, aunque necesarias, son también la oportunidad para expresar sin miedo algunas verdades, con respeto y honestidad. Sin embargo, a menudo no se resuelve nada. Hace poco, accedí a una foto oficial que luego fue usada en redes sociales con un mensaje que no comparto ni siento mío: ´Juntos por un ideal revolucionario´
"Mi compromiso es con Jesucristo, no con una revolución que siento que ha fallado en tantos aspectos. No creo en promesas que han dejado heridas profundas en nuestro pueblo, en jóvenes obligados a cumplir un servicio militar que muchas veces les cuesta la vida, en niños y ancianos que lloran de hambre, en un país que se hunde en el aislamiento y la mentira.
"No puedo creer en un proyecto que amenaza con castigar a quienes disienten o reclaman justicia, ni en un sistema que ha llevado a muchos a la desesperación y la pobreza. La revolución, para mí, no es un ideal sino un fracaso que va apagando poco a poco la vida y la esperanza. Es una guillotina que castiga, un circo donde las personas son marionetas usadas y luego abandonadas. He visto a muchos combatientes que lloran por haber luchado por algo que hoy los ha olvidado.
"A pesar de esta realidad sombría, encuentro fuerza en mi fe y en la palabra de Jesús, quien prometió estar con nosotros hasta el fin de los tiempos. Esta certeza es mi refugio diario y mi llamado a no callar y a confiar. Invito a quienes aún creen en el proyecto revolucionario a reflexionar sobre casi siete décadas de involución y a pensar que ya es tiempo de abrir espacio a nuevas propuestas de democracia, justicia y derechos. La noche puede pesar, pero no será eterna, y es nuestra responsabilidad tener el valor de decirlo y de buscar una vida mejor.
"En este mes en que celebramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que ese latir nos inspire y nos dé la fuerza para vivir unidos como pueblo, confiando en la bendición y el amparo divino que nunca nos abandona"
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