Promovida por activistas y organizaciones de la sociedad civil cubana como el movimiento Impacto Juvenil Republicano, la iniciativa exige el fin del Servicio Militar Obligatorio, considerado por muchos como un sistema opresivo y peligroso para la juventud cubana. En medio del dolor y la indignación generados por la noticia de la desaparición de nueve jóvenes soldados (reclutas del SMO) y cuatro militares en un almacén de municiones en la provincia de Holguín, la campaña “No al Servicio Militar Obligatorio” ha tomado un nuevo impulso en Cuba.
Las explosiones ocurridas en el polvorín holguinero y la opacidad con que las autoridades han informado de lo sucedido, todo en medio de tinieblas y mentiras, han llevado a muchos ciudadanos a temer que entre los “desaparecidos” se hallen los reclutas, cuyo fallecimiento el régimen cubano intenta ocultar.
Esta situación de máxima tensión e incertidumbre ha hecho aflorar nuevamente los sentimientos de padres y jóvenes contrarios al reclutamiento forzoso del Servicio Militar cubano, muchos de los cuales se han sumado a esta campaña en redes sociales y las calles de la Isla. Las protestas se han extendido por provincias como Holguín, Santiago de Cuba, Matanzas y Artemisa, donde jóvenes salieron a las calles con pancartas y consignas como “¡Nuestros jóvenes merecen vivir, no morir!” y “No al Servicio Militar Obligatorio”.
A pesar de la fuerte presencia policial, las manifestaciones reflejan un creciente malestar en la población, especialmente entre los jóvenes y sus familias. Ramón Zamora Rodríguez, vocero nacional del Partido Republicano de Cuba, destacó en sus redes sociales el valor de quienes participaron en las movilizaciones, describiéndolas como “un acto de valentía y compromiso cívico”.
El activista subrayó que esta tragedia ha sacado a la luz un problema de fondo: el SMO no es percibido como una herramienta de formación cívica sino como un mecanismo de control estatal que pone en riesgo la vida y el futuro de los jóvenes cubanos.
“Es inaceptable que sigamos perdiendo vidas por políticas obsoletas e inhumanas. Exigimos el fin del servicio militar obligatorio y la implementación de políticas que prioricen la educación, el desarrollo y la libertad de nuestra juventud”, afirmó un portavoz del movimiento Impacto Juvenil Republicano.
En plataformas como Facebook, la campaña ha encontrado eco entre activistas y ciudadanos comunes. Figuras como el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada denunciaron las condiciones peligrosas y los riesgos asociados al SMO, instando a las autoridades a reconsiderar este sistema. En una publicación de Facebook, Mayeta señaló que muchos jóvenes "han muerto en estos años” cumpliendo con el servicio militar.
Las imágenes compartidas en redes sociales muestran la indignación y la determinación de los manifestantes, quienes buscan visibilizar una problemática que consideran una violación a los derechos de la juventud. El movimiento también hace un llamado a la comunidad internacional y a organizaciones de derechos humanos para que apoyen la causa.
El trágico incidente en Holguín ha servido como catalizador para un debate que lleva años soterrado en la sociedad cubana.
El Servicio Militar Obligatorio en Cuba ha sido motivo de controversia durante décadas y en los últimos años, el rechazo popular hacia esta práctica ha crecido significativamente. Este sistema, que afecta principalmente a jóvenes de entre 16 y 28 años, es criticado por las condiciones de vulnerabilidad y riesgos que implica para quienes lo cumplen.
Diversas organizaciones y figuras públicas han denunciado los peligros y abusos a los que se enfrentan los jóvenes durante su servicio. En agosto de 2024, Anisleydis Suria, madre de un joven encarcelado por negarse a cumplir el servicio militar, se declaró abiertamente en contra del SMO, destacando las difíciles condiciones a las que son sometidos los reclutas.
En enero de 2024, se informó que las jóvenes cubanas que opten por la Licenciatura en Periodismo deberán cumplir antes un año de Servicio Militar Obligatorio, según la prensa oficialista. Esta medida ha sido vista con preocupación por muchas jóvenes, quienes consideran que podría limitar su acceso a la educación superior y afectar sus proyectos de vida.
El reciente Decreto 103/2024 endureció las sanciones para quienes no se presenten al servicio militar. Las multas por no inscribirse al registro militar, faltar a las citaciones del Comité Militar o ausentarse de las actividades de preparación oscilan entre 2,500 y 7,000 pesos cubanos.
Además, los padres o tutores de menores de edad son responsables de las infracciones de sus hijos. Estas medidas han sido interpretadas como una reacción del gobierno al creciente descontento social hacia el SMO.
A pesar de las denuncias, el régimen cubano ha insistido en negar que el servicio sea verdaderamente "obligatorio". En mayo de 2022, durante una sesión del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas en Ginebra, Yisel González García, funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, afirmó que el servicio militar en la Isla es voluntario... ¡Hábrase visto tamaño descaro!
Según sus palabras, "los ciudadanos de ambos sexos que así lo deseen y lo expresen manifiestamente pueden incorporarse de manera voluntaria al Servicio Militar", afirmación ha sido ampliamente cuestionada, ya que la Ley de Defensa Nacional de Cuba establece la obligatoriedad del servicio militar para los ciudadanos del sexo masculino.
Según el Artículo 67 de dicha ley, "los ciudadanos del sexo masculino, desde el primero de enero del año en que cumplen los diecisiete años de edad hasta el treinta y uno de diciembre del año en que arriben a la edad de veintiocho años, deben cumplir el Servicio Militar Activo por un plazo de dos años".
La inscripción en el registro militar es obligatoria a partir de los 16 años, y el incumplimiento de esta obligación puede conllevar sanciones legales.
En paralelo, el régimen ha defendido el SMO como parte de la "preparación para la defensa del país" frente a lo que considera “las amenazas externas”. No obstante, esta narrativa no ha logrado convencer a sectores amplios de la población, especialmente a los jóvenes, quienes continúan demandando alternativas que prioricen su desarrollo, educación y libertad.