Más de 12 000 cabezas de ganado fueron robadas o sacrificadas en la provincia de Villa Clara en el transcurso de 2022, una cifra récord en comparación con los reportes de años anteriores acerca de tales delitos.
El alarmante número consta en los archivos de Genética y Registro Pecuario de la provincia y representa el 2,4 % de la masa equina y vacuna de Villa Clara, explicó Roberto Pérez García, al frente de esa entidad, en declaraciones al periódico oficialista Granma.
Pérez reconoce que las cifras incluso pudieran ser mayores, al tener en cuenta que no todos los hechos son denunciados ni conocidos ante las autoridades. Solo en noviembre, el número de cabezas hurtadas o sacrificadas superó las 1 800, cantidad similar a la de diciembre.
También el directivo responsabiliza al descontrol de la masa por parte de los encargados de ejercer tal función, y de los tenentes, ya sean privados o estales. De acuerdo con las cifras oficiales, en 2018 hubo 2093 hurtos y sacrificios, y en 2021, 4 071. En 2022 se registraron en total 12 237, es decir, 8166 más delitos que en igual periodo del año anterior.
Otro problema de la masa es la alta mortalidad vacuna, debido a la falta de agua, comida, medicamentos, un problema que significó la pérdida de otras 22 000 cabezas de ganado. Por otro lado, la respuesta de las autoridades no ha sido efectiva, pues solo fueron radicados por el órgano de instrucción cerca del 1 % de los casos.
“Esas son situaciones complejas de esclarecer, por ocurrir en zonas intrincadas y producirse muchas demoras en radicar las denuncias, lo que limita la oportunidad de la investigación, a lo cual se une el descontrol existente en la masa ganadera en todos los lugares”, dijo Yusniel Benavides Gutiérrez, fiscal jefe del Departamento de Procesos Penales en el territorio.
Benavides aclara que en los últimos años la política penal respecto a ese delito se ha arreciado, estableciendo, para el sacrifico ilegal, de cuatro a 10 años de privación de libertad. El traslado para la comercialización de la carne recibe condena de tres a ocho; mientras que el receptador es sancionado con penas de tres meses a un año.
Un campesino de 81 años del poblado de Vega Alta, en Camajuaní, Roberto Rodríguez Alfonso, aseguró que nunca antes se había vivido igual vandalismo con el ganado. “A veces dicen que a los campesinos nos matan las reses porque no las cuidamos, lo cual puede ser cierto, pero yo le aseguro que ya lo único que nos falta es poner el ganado a dormir dentro de la casa”, comentó.
“¿Usted sabe dónde tenía mis bueyes cuando me los llevaron?, en el portal de la vivienda, y aun así no tuvieron compasión con un viejo de más de 80 años”, lamentó. “Aquí todo el mundo sabe quiénes son los posibles autores, que visten mejor que nadie, toman bebidas caras y, sin embargo, no pasa nada. Hay mucha impunidad y demasiada blandenguería con esa gente”, dijo.
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