Es insólito, pero sucedió: un avión comercial programado para aterrizar en el aeropuerto regional de Santa Estrella, en el norte de Italia, no cabía en la pista de aterrizaje.
El vuelo estaba marcado desde Filadelfia a Nápoles. Era el primer vuelo de la temporada de verano de American Airlines, con un Boeing 787-9. El avión partió a las 19.42 desde el aeropuerto norteamericano, sin ninguna incidencia. Tenía que tomar tierra el día dos a las 10 de la mañana en Nápoles.
Sin embargo, cuando estaba descendiendo, se desvió urgentemente hacia Roma, a unas 125 millas al norte.
El hecho, que generó asombro tanto en las autoridades aeronáuticas como en los pasajeros afectados, se produjo cuando el Boeing 777-300ER, uno de los aviones más largos en servicio fue asignado a una pista que no contaba con la longitud ni la infraestructura adecuada para recibirlo.
La programación del vuelo, operado por la aerolínea Global Skies, fue realizada aparentemente sin que nadie revisara las especificaciones de la pista. El aeropuerto de Santa Estrella, diseñado para aviones medianos, dispone de una pista de apenas 2.100 metros, cuando el Boeing 777 requiere un mínimo de 3.000 metros para aterrizar con seguridad en condiciones normales. Según informes preliminares, un error en la configuración del sistema de planificación de rutas habría asignado este modelo de avión a un destino inadecuado.
"Lo más insólito es que ninguna de las instancias de control automatizadas ni los equipos humanos se percataron del problema hasta que la aeronave ya estaba en ruta", declaró un portavoz de la autoridad de aviación civil.
Cuando el piloto comenzó la aproximación final, recibió la alerta de que la pista era demasiado corta. Ante el riesgo inminente, se tomó la decisión de desviar el vuelo hacia el aeropuerto internacional de la capital, Roma.
Este insólito episodio ha levantado serias dudas sobre los protocolos de revisión de itinerarios y compatibilidad de aeronaves con aeropuertos. La aerolínea y el ente regulador han iniciado una investigación conjunta para esclarecer cómo pudo producirse semejante descoordinación. "Nunca imaginamos que algo así fuera posible en la aviación comercial moderna, con todos los sistemas y controles existentes", comentó un experto en seguridad aérea.
Los pasajeros, quienes inicialmente no comprendían la demora y el desvío, expresaron su sorpresa al conocer los detalles. La mayoría se mostró agradecida de que la tripulación actuara con prudencia, evitando un aterrizaje que podría haber terminado en desastre.
El hecho ha puesto en evidencia que incluso en sistemas altamente automatizados, los controles humanos y las revisiones cruzadas siguen siendo indispensables para garantizar la seguridad aérea.
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