En una reciente publicación de Instagram, Sandro Castro, nieto del fallecido líder cubano Fidel Castro, ha desatado una ola de indignación en las redes sociales al aparecer cómodamente sentado en una terraza, con un vaso de whisky en la mano. La imagen muestra un entorno de lujo, con ropa, zapatos y muebles de alta gama que, según numerosos usuarios, tienen precios inalcanzables para la mayoría de las familias cubanas.
“¿Qué tal si en vez de mostrar tus lujos te dedicas a ayudar a los necesitados en los barrios más pobres de La Habana?”, comentó una usuaria en Instagram, reflejando el sentimiento de frustración y enojo de muchos cubanos que luchan diariamente por sobrevivir en medio de una severa crisis económica.
Sandro Castro ha sido una figura particularmente controvertida en las redes sociales, especialmente durante la pandemia de COVID-19. En varias ocasiones, fue acusado de ignorar las restricciones sanitarias y exhibir una vida de lujos desmedidos. En marzo de 2020, cuando el Ministerio de Cultura suspendió todos los eventos públicos y cerró Casas de la Música y clubes nocturnos para prevenir la propagación del virus, Sandro continuó operando su bar en 23 y F, Vedado, La Habana, desafiando abiertamente las medidas gubernamentales hasta el último momento.
Este último episodio con la foto de Instagram ha vuelto a encender el debate sobre las diferencias abismales entre la vida de los dirigentes y sus allegados, y la realidad cotidiana del pueblo cubano, que enfrenta la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos. La indignación pública muestra una vez más el descontento creciente con una élite que parece ajena a las penurias de la mayoría de los ciudadanos, exacerbando las tensiones en una nación ya profundamente dividida.
Recientemente, las autoridades cubanas han calificado la situación económica de la isla como una "economía de guerra", implementando nuevas medidas para enfrentar una crisis que supera incluso los desafíos del Periodo Especial. Estas medidas incluyen recortes presupuestarios severos, la implementación de una política de precios únicos y regulaciones estrictas destinadas a corregir distorsiones y revitalizar la economía, según la viceministra de Economía, Mildrey Granadillo de la Torre.
Sandro Castro es conocido por formar parte de una élite empresarial estrechamente vinculada con el poder, que ha acumulado riquezas mientras el país enfrenta su peor situación económica desde los años 90. Sus apariciones en las redes sociales son constantemente objeto de críticas y polémicas. “Debe ser difícil vivir con la conciencia de ser el descendiente de alguien que ha causado tanto sufrimiento a su pueblo”, escribió otro usuario, manifestando la creciente desilusión con la élite gobernante.
“Disfruta mientras puedas, porque el tiempo de rendir cuentas llegará”, advirtió un tercer comentario, en una clara señal de la tensión creciente entre los ciudadanos y la clase dirigente. “Quisiera verte llevando comida a los niños hambrientos de los barrios marginales de La Habana en lugar de exhibir tus lujos”, señaló otro usuario, subrayando la desconexión entre la opulencia de la élite y la miseria del pueblo cubano.
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