La finca integral “Tínima” en Camagüey se dedica a la elaboración de helados, turrones, cremas, vinagres, licores, vinos y otros disímiles productos, a partir de las semillas de algarrobo, como respuesta a la crisis de alimentos del país y el llamado gubernamental a la “creatividad” para enfrentar las carencias.
Un reporte de la prensa oficialista destaca el “buen sabor” de los productos, así como sus “propiedades nutritivas y medicinales”. Los mismos salen de la finca destinados a la población y se distribuyen también como donativos a “casos sociales”, subraya el material del Canal Caribe.
El campesino Jesús Placencia defendió el aprovechamiento de la semilla de algarrobo, cuyas propiedades fueron probadas “en varias naciones del mundo”. “Se hacen a partir de la recolección de la vaina de algarroba que se traen a nuestra minindustria y se procesan, obteniendo 36 productos”, dijo.
“Añadimos también el coco, con el que se hacen 16 productos aparte, todos con muy buenos resultados. Es un producto que regenera la memoria, estimula los vasos sanguíneos, elimina el colesterol, sirve para reconstituir el pelo, las uñas, la piel, y está catalogado como un superalimento”, aseguró.
“Se está haciendo en muchos lugares del mundo el aprovechamiento de este producto y hace falta que se divulgue su uso, para que se incorpore ese alimento, ya que la salud humana se ha ido por caminos inadecuados”, sostuvo.
La algarroba es el fruto del algarrobo, nombre común a diversas especies de árbol. El fruto es una vaina coriácea de color castaño oscuro, de 5 a 8 cm de longitud, que en el algarrobo blanco contiene una pulpa gomosa. Esta vaina contiene las semillas, parecidas a una lenteja grande.
En estado de madurez, la vaina posee un sabor dulce muy agradable, y de ella se obtiene al ser molida sin semillas la algarrobina, con múltiples aplicaciones en alimentación humana y como composición de pienso para animales. Fue ampliamente usada como complemento alimentario en periodos de escasez, como el de la Guerra Civil Española, y hoy se usa como forraje y en la industria farmacéutica.
Cuba sufre una crisis rotunda de alimentos que no parece que vaya amainar en un corto periodo de tiempo, por lo que el gobierno ha hecho llamados constantes a emplearse en las producciones alternativas con "resistencia creativa".
Uno de los alimentos más empleados ante la escasez ha sido la yuca, convertida en harina para panes y dulces, pero también algunos eventos han promovido el consumo del casabe, que data del tiempo de los aborígenes, y hasta helado de catibía, es decir, hecho de la masa de yuca rallada, prensada y exprimida.
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