Cuba recibió 54 migrantes irregulares a través del Aeropuerto Internacional José Martí en un vuelo procedente de Estados Unidos. Este grupo, compuesto por 40 hombres y 14 mujeres, mayormente había salido legalmente del país antes de incorporarse a rutas irregulares hacia la frontera estadounidense, según informó el Ministerio del Interior en su sitio web.
Además, seis de los retornados abandonaron el país de manera ilegal. De estos, dos fueron trasladados al órgano de investigación por presunta participación en hechos delictivos graves que estaban siendo investigados.
Con esta operación, se ha alcanzado un total de 53 devoluciones en lo que va del año, sumando 823 personas retornadas a Cuba desde diferentes países de la región, tanto por vía aérea como marítima.
En este contexto, el expresidente Donald Trump ha declarado que, de asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos, implementará la mayor deportación de migrantes de la historia del país. Este plan, según sus declaraciones, se centraría en incrementar las deportaciones de migrantes irregulares y reforzar las políticas de control fronterizo, argumentando la necesidad de proteger la seguridad nacional y mantener el orden en la frontera.
Trump ha afirmado que su administración se comprometerá a endurecer las medidas migratorias, lo cual incluiría un aumento significativo en las deportaciones, afectando potencialmente a miles de migrantes que actualmente residen en Estados Unidos. Esta propuesta ha generado un intenso debate y preocupación entre las comunidades de migrantes y defensores de los derechos humanos, quienes advierten sobre las posibles repercusiones humanitarias y sociales de una política migratoria tan estricta.
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