Dos meses después del colapso del techo del club nocturno Jet Set en Santo Domingo, que dejó un saldo trágico de 236 muertos, las autoridades dominicanas arrestaron este jueves a los propietarios del establecimiento, Antonio y Maribel Espaillat, bajo cargos de homicidio involuntario.
La Fiscalía General de la República Dominicana confirmó que los hermanos Espaillat se entregaron voluntariamente y permanecen bajo custodia mientras avanzan las investigaciones. El desplome ocurrió el 8 de abril durante un concierto del reconocido merenguero Rubby Pérez, quien falleció en el lugar junto a otras figuras públicas como el ex beisbolista Octavio Dotel y la gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz.
Según el comunicado oficial del Ministerio Público, los propietarios incurrieron en una “grave negligencia” al no tomar medidas preventivas ante el evidente deterioro del techo. Un informe técnico entregado a la Procuraduría General, aunque aún no revelado en su totalidad, señala deficiencias estructurales y sobrecarga en la losa como factores clave en el colapso.
El incidente se produjo mientras más de 500 personas asistían al evento. La caída de la estructura fue repentina, y los equipos de rescate tardaron más de 48 horas en recuperar cuerpos y rescatar a los sobrevivientes. En total, 189 personas lograron salir con vida del siniestro, que se ha convertido en una de las peores tragedias no naturales de la historia reciente del país.
Jet Set era un icónico club nocturno de Santo Domingo, con más de cinco décadas de existencia. El edificio que lo albergaba, originalmente un cine construido en 1994, fue modificado en varias ocasiones a lo largo de los años sin que mediara una supervisión técnica rigurosa. Tras el derrumbe, imágenes aéreas mostraron un enorme agujero en el techo y, sobre la estructura colapsada, se observaron máquinas de aire acondicionado y generadores eléctricos de gran tamaño.
Expertos en ingeniería estructural han apuntado que la sobrecarga fue un factor determinante. Persio Díaz, profesor de Ingeniería Civil en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), advirtió en declaraciones pasadas que “una estructura no diseñada para soportar tanto peso termina cediendo si no se refuerza adecuadamente”.
Ahora, el proceso judicial determinará el grado de responsabilidad penal de los hermanos Espaillat, mientras las familias de las víctimas exigen justicia y respuestas claras sobre cómo pudo permitirse una tragedia de tal magnitud en pleno corazón de la capital dominicana.