Las recientes declaraciones de Nicolás Maduro durante el cierre del segundo encuentro del Festival Mundial de la Internacional Antifascista enciende las alarmas en Cuba. El dictador venezolano afirmó que su país se está preparando “junto con Cuba, junto con Nicaragua, junto con nuestros hermanos mayores del mundo” para tomar las armas en caso de una intervención extranjera. Maduro dejó claro que, si fuera necesario, recurriría a medidas extremas para “defender el derecho a la paz, la soberanía y los derechos históricos” de Venezuela.
Estas palabras despiertan inquietud entre los cubanos, quienes recuerdan con dolor el pasado bélico de la época en que la isla participó en la Guerra de Angola. Aquella intervención militar, que se prolongó desde 1975 hasta finales de la década de 1980, costó la vida a 2,077 cubanos según cifras oficiales. Sin embargo, muchas fuentes sugieren que el número real de fallecidos podría ser considerablemente mayor. Miles de mutilados y familias enlutadas quedaron como el legado de esa decisión política, cuyas consecuencias aún pesan sobre el país.
Hoy, las palabras de Maduro evocan el fantasma de una historia que muchos creían enterrada. El gobierno cubano, conocido por su historial de enviar a jóvenes a otros países bajo el pretexto de solidaridad internacionalista, podría verse tentado a repetir este patrón. Si un conflicto armado estalla en Venezuela, no es descabellado imaginar que la dictadura de La Habana, siempre leal a sus aliados ideológicos, enviará a miles de cubanos a luchar y morir por defender al dictador Maduro.
La historia de Angola es un triste recordatorio de cómo las decisiones políticas de los líderes cubanos pueden sacrificar a una generación entera. Durante aquella guerra, madres perdieron a sus hijos y esposas quedaron viudas sin que el gobierno les ofreciera el debido reconocimiento o apoyo posterior. Muchos de los mutilados de Angola hoy viven en condiciones de abandono, ignorados por el sistema que los envió al frente de batalla.
El contexto actual no es menos preocupante. Cuba atraviesa una crisis económica profunda, con una juventud cada vez más desesperada por escapar del país. Forzar a estos jóvenes a participar en una guerra ajena sería una nueva forma de represión y abuso, un sacrificio humano en defensa de un dictador extranjero que poco o nada tiene que ver con las necesidades del pueblo cubano.
Es crucial que los cubanos comprendan lo que está en juego. Participar en un eventual conflicto en Venezuela no solo costaría miles de vidas, sino que también perpetuaría el ciclo de subordinación de Cuba a intereses extranjeros. La solución no puede ser sacrificar a otra generación para sostener regímenes autoritarios en nombre de una solidaridad mal entendida.
Hacemos un llamado a la conciencia del pueblo cubano para que repudie cualquier intento del gobierno de involucrarse en un conflicto bélico en Venezuela. Es hora de decir basta a los sacrificios impuestos por una cúpula que solo busca preservar su poder a costa del sufrimiento de las familias cubanas. La historia de Angola no debe repetirse; no podemos permitir que los jóvenes de hoy se conviertan en las víctimas de mañana.
Continúan las penurias para reclusos cubanos: denuncian drástica reducción en la comida
Hace 9 horas
¡¡¡Acoso policial contra vendedor en Baracoa!!!: Más de 50 mil pesos en multas en 2024
Hace 10 horas