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Profesora Alina Bárbara Hdez. : “Revocar la libertad es sellar el miedo del régimen”

Redacción de CubitaNOW ~ martes 29 de abril de 2025

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El reciente encarcelamiento de los líderes opositores José Daniel Ferrer y Félix Navarro marca un nuevo capítulo de brutalidad y torpeza política del régimen cubano. Ambos activistas, que habían sido excarcelados hace solo unos meses, han vuelto a ser privados de libertad, en un acto que ha generado repudio tanto dentro como fuera de la isla.

La historiadora Alina Bárbara Hernández López, en un análisis certero y valiente, va más allá del lamento para profundizar en las implicaciones geopolíticas, éticas y sociales de esta nueva escalada represiva. La represión no es nueva en Cuba, pero lo que sí sorprende —o quizás no tanto— es la persistente ceguera del régimen ante las consecuencias de sus propios actos.

Hace casi cuatro años, el gobierno cubano optó por llenar las cárceles de presos políticos como medida de “control”. Hoy, repite la fórmula con la esperanza de obtener resultados diferentes. Es un error doble: moral y estratégico. La represión no apaga el descontento, solo lo acumula.

Lo más inquietante es la incoherencia con la que el Estado cubano actúa incluso a nivel diplomático. Durante el llamado “Año Jubilar” promovido por el Papa Francisco, se justificó la excarcelación de varios presos políticos, incluyendo a Ferrer y Navarro, como un gesto humanitario. Ahora, sin esperar siquiera la elección de un nuevo pontífice, el régimen desanda sus propios pasos, invalidando lo que había presentado como un gesto de reconciliación. El mensaje al Vaticano —y al mundo— es claro: no hay palabra que valga ni acuerdo que se respete.

Con esta acción, el gobierno cubano se aleja aún más de cualquier posibilidad de interlocución internacional seria. Europa, que aún sostiene el frágil Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, podría repensar su postura, tal como lo sugiere la posibilidad de retomar “la posición común”, aquella política que condicionaba el diálogo a avances democráticos.

En Estados Unidos, tampoco parece haber margen para una apertura sin señales claras de cambio. Cuba, atrapada entre dos potencias que han sido claves en su devenir histórico, se aísla más cada día, víctima de sus propios errores.

Pero hay algo aún más grave: Ferrer y Navarro no solo eran símbolos de resistencia pacífica, también articulaban redes de ayuda humanitaria en sus comunidades. Al encarcelarlos, el régimen no solo reprime ideas, también corta el auxilio a una población que cada día vive con más hambre, más miedo y menos esperanza.

Mientras tanto, embajadas extranjeras comienzan a cerrar o reducir su presencia en la isla. Países Bajos retiró indefinidamente su sede diplomática en Cuba, tras más de un siglo de presencia. La señal es clara: ni siquiera las potencias más pacientes encuentran ya espacio para maniobrar.

Cuba vive una combinación letal: represión política, crisis económica, colapso social y desconexión diplomática. Cada paso del régimen parece alejar más cualquier posibilidad de salida negociada. En ese contexto, encarcelar a opositores que habían declarado su voluntad de cambio pacífico es un error imperdonable.

La historia demuestra que cuando el Estado reprime la disidencia y sofoca la ayuda, la ruptura se acerca. El miedo, por sí solo, ya no es suficiente. En la batalla entre el hambre y el miedo, como advierte Alina Bárbara, siempre gana el hambre.

Hoy, más que nunca, es urgente levantar la voz: Libertad para José Daniel Ferrer, para Félix Navarro y para cada mujer y hombre de esta tierra encarcelados por pensar diferente, dijo la intelectual cubana.


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