Una escena caótica y profundamente reveladora de la crisis que atraviesa Cuba tuvo lugar este lunes en Santiago de Cuba, donde decenas de personas se lanzaron sobre un camión cargado de alimentos en plena Avenida Martí, una de las arterias más transitadas de la ciudad.

Según reportó el periodista Yosmany Mayeta Labrada, el vehículo transportaba cajas con picadillo cuando, aparentemente por un fallo en la carga, varias de ellas cayeron al pavimento. En cuestión de segundos, la desesperación colectiva se desató. Decenas de vecinos corrieron hacia el camión para recoger lo que podían antes de que llegara la Policía.

“Hasta puñaladas dieron, la gente está sin control, con hambre y con miedo al huracán”, relató un testigo citado por Mayeta Labrada.

La escena rápidamente se tornó violenta. Algunos intentaban acaparar varias cajas mientras otros trataban de arrebatarles los productos. Lo que empezó como un accidente terminó siendo una muestra del desbordamiento social que vive el oriente cubano, marcado por la escasez de alimentos y la falta de esperanza.

En pocos minutos, las autoridades militarizaron la zona. Patrullas y agentes del orden cerraron el paso y trataron de recuperar parte de la mercancía, pero ya era tarde: muchos residentes habían logrado escapar con su “comida de huracán”.

El incidente ocurre en vísperas de la llegada del huracán Melissa, que mantiene en alerta a toda la región oriental. La combinación de hambre, miedo y desabastecimiento ha provocado un ambiente de angustia entre los santiagueros, que temen enfrentar la tormenta sin víveres básicos.

“Esto no es robo, es hambre”, declaró una anciana que se retiraba con un paquete en las manos. Su frase resume el sentir de muchos: el pueblo no roba por codicia, sino por necesidad.

La población de Santiago vive desde hace semanas en una situación límite. Los mercados estatales permanecen casi vacíos, los precios del mercado informal se han disparado y los apagones son cada vez más prolongados. A todo ello se suma la amenaza del huracán Melissa, que podría agravar una crisis humanitaria ya profunda.

Vecinos del lugar contaron que, antes del incidente, ya se veían largas colas en panaderías y bodegas, donde la gente buscaba cualquier producto para abastecerse. “No hay nada, ni arroz, ni pollo, ni pan. La gente está desesperada, y cuando vieron el camión fue como si les cayera el cielo en las manos”, comentó un residente del reparto Santa Bárbara.

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