El reguetonero cubano, Yomil Hidalgo Puentes regresa a las redes sociales con duras palabras para los decisores del Instituto Cubano de Radio y Televisión de Cuba (ICRT) tras conocer que ha sido censurado.

El artista, que en los últimos meses ha estado activo en redes sociales lanzando fuertes denuncias al sistema, sufre en carne propia las consecuencias de hacerlo en dictadura.

Pero Yomil, que de seguro estaba consciente de que esto iba a suceder y, por lo tanto, su desaparición de la radio, la televisión y la prensa estatal no lo toma por sorpresa, dejó contundentes palabras para los directivos detrás de la medida.

Sus palabras, de manera íntegra, a continuación:

Mi respeto hacia tu opinión termina cuando intentas inculcarme la tuya sin respetar la mía.

Me vale verga la censura si al final llevo casi 6 años censurado en mi propio país sin que me pongan en radio o en televisión.

¿Ustedes creen que a mí me hace falta de sus plataformas para crecerme? Que ignorancia la de ellos jeje, en todo caso ustedes son los que necesitan de la mía que es mucho más dura y con más alcance que todos sus medios juntos.

Por eso mismo creé mi propia plataforma y gracias en especial a todos mis seguidores que día a día me brindan su apoyo, para evitar depender de medios mediocres como los del ICRT para promocionar mi trabajo.

#fucktucensura yo soy libre de expresar y opinar con todo respeto porque estamos en 2021 no estamos en los 90.

A finales del 2020, el reguetonero antillano asistió a los Premios Lucas y recibió galardones por su trabajo. Al subir al escenario, aprovechó para pedir ‘una Cuba abierta al cambio y sin injusticias’.

“Sigo teniendo la fe en vivir en una Cuba abierta al cambio y lejos de todas las injusticias. Muchas gracias @loslucas_oficial por otorgarnos el premio al video más popular de este 2020 junto a mis hermanitos de @elkimiko_ @yordydk @felodirector muchas felicidades los míos, poco a poco se van abriendo puertas a la música urbana en Cuba #vaportidanilo #ydporsiempre”, dijo el artista.

Esta decisión de censurarlo viene siendo el precio que tiene que pagar por disentir viviendo en un país en el que se prohíbe hacerlo.

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