El reconocido realizador audiovisual Eduardo González Rodríguez publicó en sus redes sociales un texto en el que habla de la resistencia y explica el por qué los cubanos emigran.

"La naturaleza nos da clases sobre este tema. Hasta los animales emigran cuando se les acaba el pasto o el agua, y si no lo hacen, si se echan a morir a la orilla de un río seco, los científicos se alarman. La VIDA es movimiento y siempre busca la manera de perpetuarse", comentó.

Sus palabras se han hecho virales. Cuba atraviesa la peor de las crisis migratorias de su historia.

CubitaNOW comparte el texto de Gozález Rodríguez, en cuya publicación ha recibido decenas de comentarios:

DE LA RESISTENCIA...

Nadie, por su propia voluntad, decide resistir, y cuando lo hace, es porque tiene una meta a corto o largo plazo. Conozco matrimonios que dejaron de almorzar para comprar un televisor, o para construir un cuarto. Matrimonios que celebraron el valor del sacrificio cuando sus hijos pequeños podían sentarse a ver los muñes al regresar de la escuela, o cuando ellos, los padres, alcanzaban el parnaso de la intimidad -tan difícil en Cuba- porque hasta el acto de hacer el amor se les convertía en un problema sin una habitación adecuada.

Si usted, por desgracia, tiene que atravesar la terrible experiencia de sobrevivir en la selva, sepa que lo hace únicamente porque piensa salir de ella. Para eso, para escapar de la selva, debe elaborar un plan, centrarse en sus necesidades esenciales y apostarlo todo a su capacidad de resistencia. La naturaleza nos da clases sobre este tema. Hasta los animales emigran cuando se les acaba el pasto o el agua, y si no lo hacen, si se echan a morir a la orilla de un río seco, los científicos se alarman. La VIDA es movimiento y siempre busca la manera de perpetuarse.

Es comprensible que los jóvenes quieran salir de Cuba. Se nos está poniendo difícil el agua y el pasto. Basta decir que los problemas que se resolvían hace tres años con 390 pesos, hoy no pueden resolverse con menos de 8000. Hablo de problemas mínimos. Y se van porque de alguna manera se ven en el espejo de sus padres, ven en ellos el sacrificio de una vida entera al servicio de la incertidumbre. Lo que ayer era malo, hoy es bueno. Lo que ayer estaba prohibido, hoy es plausible. Lo que ayer era pecado, hoy te lleva al paraíso.

Por mucho que le añadan el calificativo de “creativa” a la resistencia, la gente resiste porque no le queda más remedio. Resistir es un instinto biológico y está por encima de cualquier compromiso social. Usted abre los ojos, necesita comer y beber, y tiene que ir por agua y por comida. Usted sabe que, si no lo hace, muere. No es un capricho humano, es una ley de la naturaleza. Además, la resistencia, como el esfuerzo, sin dirección es nula. Hasta para resistir uno debe trazarse estrategias y metas. Si uno decide resistir por resistir, estará renunciando o limitando sus sueños personales, y cuando se derrumban o limitan los sueños personales, comienza a quebrarse el sustrato social. Recuérdese que los grandes sueños sociales tienen su origen en los sueños personales, y no a la inversa. Entonces, mientras la resistencia cobra matices de infinitud, mientras se inventa algo para poder beber un poco por acá y comer un poco por allá, las personas comienzan a tejer un plan de escape. Y sí, hay que admitir con tranquilidad que las personas prefieren escapar que resistir. Al menos tienen mejores cosas que responder cuando uno les pregunta “¿qué vas a hacer allá?” “Bueno, trabajar, ayudar a mi familia, alimentarme mejor, conocer la nieve...”

Si le dices a esa misma persona que es necesario que se quede, que resista, te preguntará con toda la lógica del mundo, “¿resistir hasta cuándo? ¿Resistir para qué?” Si algo se ha olvidado desde la puesta en marcha del Ordenamiento, es que las personas necesitan respuestas inmediatas. La gente necesita saber la fecha de caducidad del sacrificio porque... dicen, hasta en las películas, que un mundo mejor es posible. Y la verdad es que ya nos merecemos ese mundo.

La mayoría de los que piensan resistir hasta el infinito, que los hay -y muchos- es porque saben que la resistencia la pondrán los otros. Para mí está claro que exigir resistencia a los demás es también un modo de vida. Y tengo claro también que estamos en esta situación de resistencia al cuadrado, porque es más fácil decirle a alguien “resiste” (al final lo hará aunque no se lo pidan porque es lo que hace cualquier sistema biológico) que tomarr decisiones obvias para enderezar este entuerto social que estamos viviendo.

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