La música cubana está de luto. Falleció en La Habana el cantante y director artístico Pablo Santamaría Lara, reconocido por su voz romántica y su defensa incansable de los géneros tradicionales. La noticia de su muerte trascendió este fin de semana en la capital cubana.

Durante las décadas del 70 y 80, Santamaría se consolidó como una de las voces más auténticas de la canción cubana, especialmente del bolero, la balada y la música popular tradicional. En los últimos años había asumido la dirección artística del proyecto Tradicionales de los 50, con sede en la Sociedad Rosalía de Castro, un proyecto que por años se ha propuesto rescatar y mantener vivo el repertorio clásico de los años dorados de la música cubana.

Formado en la Escuela Nacional de Artes y más tarde en el Conservatorio Amadeo Roldán, Santamaría combinó la sensibilidad del cantante con la disciplina del músico formado en la academia. Su carrera lo llevó por escenarios de todo el país y lo vinculó a proyectos culturales que defendían la esencia de la canción cubana frente a las modas y tendencias pasajeras.

Su participación en Tradicionales de los 50 resultó decisiva para revitalizar espacios musicales en La Habana y para reunir a intérpretes de distintas generaciones en torno a un mismo propósito: devolver al público el sonido, las letras y la elegancia de la música cubana de mediados del siglo XX. Desde esa labor, Santamaría impulsó la presencia de jóvenes talentos junto a figuras consagradas, reforzando el diálogo entre pasado y presente.

Además de su labor como cantante y director artístico, era recordado por su rigor profesional y su compromiso con el arte. En muchas ocasiones se refirió a sí mismo como un artista “eminentemente romántico”, que entendía la canción como un acto de amor y de respeto hacia el público.

El fallecimiento de Pablo Santamaría Lara deja un vacío en el panorama de la música tradicional cubana. Colegas y admiradores han expresado en redes sociales su pesar por la pérdida de un artista que, más allá de su voz, representó una forma de hacer música con respeto por la historia y con pasión por el detalle, a la vez que muchos se trasladaron este domingo a la funeraria de Calzada y K.

Su legado permanecerá en los escenarios y en la memoria de quienes lo escucharon. Tradicionales de los 50, proyecto al que entregó sus últimos años, se mantiene como testimonio de su empeño por rescatar y preservar el alma sonora de Cuba.

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