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Uniformes escolares en Cuba: caros, feos y otro peso más para la familia (Video)

Redacción de CubitaNOW ~ lunes 28 de julio de 2025

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Con cada nuevo curso escolar en Cuba, vuelve una pesadilla que no se menciona en los partes oficiales pero que desvela a miles de madres y abuelas: los uniformes escolares. Lejos de ser una garantía básica para la educación, hoy son un símbolo más del deterioro y la desigualdad que atraviesa el país.

En el mercado negro, conseguir una talla adecuada se ha vuelto un lujo. Los precios son simplemente inalcanzables para la mayoría: camisas, faldas o pantalones pueden costar el equivalente a varios días o incluso semanas de salario. Pero la alternativa oficial no es mejor: las tiendas estatales ofrecen prendas de una calidad vergonzosa, mal cosidas, de telas ásperas que se desgastan a la primera lavada, y en tallas absurdas que parecen sacadas de un carnaval o de una broma de mal gusto. Muchos padres repiten el mismo chiste amargo: de un uniforme estatal salen dos, si tienes suerte y una buena costurera a mano. Claro, costurera que también hay que pagar.

El problema no se limita a la ropa. Arreglar un uniforme implica conseguir hilo, aguja, botón y alguien que sepa coser, en un país donde escasea hasta eso. Y mientras más crece el niño, más difícil es ajustarlo o remendarlo. Lo que debería ser una obligación del Estado —garantizar que cada estudiante tenga lo mínimo necesario para asistir dignamente a clases— se ha convertido en una carga emocional y económica que recae, como casi todo, en los hombros de las mujeres cubanas.

Madres, abuelas, tías… Ellas son las verdaderas heroínas del día a día, las que no figuran en monumentos, pero sostienen en pie lo poco que queda. Ya enfrentan apagones interminables, falta de alimentos básicos, medicinas ausentes, escuelas deterioradas y maestros desmotivados. Ahora, además, tienen que lanzarse a la caza desesperada de un uniforme decente o lidiar con telas que se rompen antes del primer mes.

Todo esto ocurre en un país donde se presume de igualdad y educación gratuita. Pero ¿qué educación puede llamarse igualitaria cuando un simple uniforme escolar se convierte en un privilegio? ¿Cómo hablar de dignidad en el aula si el niño llega con la ropa deshilachada y el alma en pena, sabiendo que su familia tuvo que hacer malabares para vestirlo?

No es solo un tema de estética o economía. Es un reflejo más de la crisis profunda que vive la sociedad cubana. Una nación que fue ejemplo de alfabetización hoy tropieza con el uniforme escolar como si fuera un lujo importado. La educación empieza por respetar la dignidad del estudiante, y eso incluye vestirlo con decencia.

Mientras el gobierno guarda silencio o repite discursos vacíos, la mujer cubana continúa luchando, cosiendo a mano lo que el sistema deshace, y enfrentando cada nuevo curso escolar como otra batalla más. Porque en Cuba, hasta ir a la escuela puede convertirse en un acto de resistencia.


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