Una imagen que duele y despierta conciencia. Desde el poblado de Aserradero, en el municipio Guamá, una niña cubana tomó el teléfono de sus padres y grabó un video mostrando las ruinas de su casa tras el paso del huracán Melissa, uno de los más devastadores que ha azotado el oriente del país en los últimos años.

El video, difundido por la página de Facebook La Tijera, muestra el rostro inocente de la tragedia: una niña caminando entre las maderas partidas y los restos de lo que antes fue su hogar. Con voz temblorosa y una mezcla de asombro y tristeza, dice:

“Mi gente, mi gente, estoy grabando, miren esto… estas tablas… miren cómo el ciclón Melissa acabó con todo esto.”

No hay manipulación, ni edición, ni discurso oficial. Solo la verdad desnuda, captada por una niña que, sin proponérselo, se convierte en testigo y portavoz del dolor de su comunidad.

El video ha conmovido a miles de usuarios dentro y fuera de Cuba, que expresan indignación ante la falta de respuesta estatal y la vulnerabilidad en la que viven las familias del oriente cubano. “Los niños no deberían ser reporteros de la tragedia”, señala la publicación original de La Tijera, que denuncia además el abandono sistemático de esas zonas rurales donde la pobreza se multiplica tras cada huracán.

En Aserradero, como en tantos otros pueblos de Guamá, la mayoría de las viviendas quedaron destruidas o gravemente dañadas, y muchas familias aún esperan ayuda que no llega. Mientras tanto, son los propios vecinos quienes se organizan para compartir alimentos, reconstruir techos y cuidar a los más pequeños.

“Cuba necesita respuestas reales. Cuba necesita manos, no consignas”, añade La Tijera en su mensaje, que ha sido ampliamente compartido en redes sociales.

La voz de esta niña, grabando entre las ruinas, se ha convertido en símbolo de una verdad que duele y que no puede silenciarse: la infancia cubana no debería tener que narrar su propio desastre.

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