La madrugada en Cienfuegos amaneció teñida de sangre. Dos jóvenes fueron brutalmente asesinados alrededor de las 5:00 a.m. en la Calzada Dolores, tras salir de una fiesta.

Según testigos, los agresores fueron tres individuos que, hasta el momento, continúan prófugos. A esta tragedia se suma la muerte de otro joven ocurrida el día anterior en la misma ciudad, cuyos restos fueron sepultados la mañana del domingo. Los casos, compartidos en redes sociales por el usuario Saúl Manuel, desatan una ola de indignación, dolor y cuestionamientos sobre el creciente clima de inseguridad en Cuba.

Las reacciones no se hicieron esperar. Cientos de usuarios expresaron su pesar, su impotencia y su rabia en los comentarios. “Por Dios, ¿qué está sucediendo en este país? ¿Dónde está la justicia para todos esos criminales?”, escribió Maritza Legón Castillo.

Otros comentarios reflejan el hartazgo social: “Solo se escucha hablar de muertes. ¡Dios tenga misericordia!”, expresó Raquel Consuegra. “Una juventud armada en fiestas, discotecas y vías públicas... y las autoridades brillan por su ausencia. Cuba se va de control, lo no visto en nuestra historia”, escribió Cesar Pantoja, denunciando el abandono institucional.

No se trata de un hecho aislado. En las últimas semanas, se han reportado sucesos similares en diferentes provincias. En el municipio Contramaestre, en Santiago de Cuba, otro joven fue asesinado, según relataron vecinos y conocidos en redes sociales. Hace apenas unos días, en Camagüey, circuló el caso de un adolescente que fue apuñalado a la salida de una fiesta escolar. Todos estos crímenes tienen un patrón en común: la falta de intervención oportuna por parte de las autoridades, la ausencia de recursos policiales y un preocupante crecimiento de la violencia entre jóvenes.

“Dios mío, hasta cuándo... todo son malas noticias. Tan jóvenes y llenos de vida”, comentó una usuaria conmovida. La impunidad se convierte en combustible para la desesperanza. El pueblo comienza a perder la fe no solo en el sistema judicial, sino en la capacidad del Estado para proteger a su ciudadanía. Las personas ya no se sienten seguras ni en la calle ni en sus propias casas. Muchos, como León Ramírez, optan por desconectarse de las redes ante el constante bombardeo de noticias trágicas.

Lo que ocurre en Cienfuegos es reflejo de una crisis mayor que atraviesa toda la Isla. Una combinación de pobreza extrema, desabastecimiento, apagones, desesperanza y ausencia de oportunidades empuja a una parte de la juventud hacia la violencia y la criminalidad.

Mientras tanto, la población clama por respuestas, por acciones concretas y por un mínimo de seguridad para vivir sin miedo. Cuba, en este contexto, parece ir perdiendo lentamente su alma en medio del dolor.

Fuente: Saúl Manuel, opositor

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