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Tres contenedores de fideos y propaganda: celebran donaciones mientras la inversión extranjera se evapora

Redacción de CubitaNOW ~ martes 23 de diciembre de 2025

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En Cuba, las llamadas “buenas noticias” ya no se miden en inversiones ni en producción, sino en contenedores. Esta vez fueron tres. El Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX) anunció con tono triunfal la llegada de una donación de sopas instantáneas procedente de Vietnam, destinada —según la versión oficial— a los damnificados por el huracán Melissa.

El comunicado, difundido desde las redes institucionales, agradeció de forma enfática la “profunda solidaridad” de la empresa Thai Binh Investment & Trading y resaltó su supuesto compromiso social con el pueblo cubano. La ayuda, compuesta por tres contenedores de fideos instantáneos valorados en poco más de 133.000 dólares, fue presentada como un logro significativo en medio de la crisis.

Al frente del MINCEX se encuentra Óscar Pérez-Oliva Fraga, sobrino-nieto de Fidel y Raúl Castro, quien acumula más de un año y medio dirigiendo una cartera donde la palabra “inversión” se repite mucho más de lo que se concreta. Bajo su gestión, la economía cubana no ha mostrado señales de recuperación, y los anuncios rimbombantes han sido sustituidos por celebraciones de ayuda humanitaria.

Mientras se convierte en noticia nacional la llegada de sopas de sobre, la inversión extranjera permanece estancada. Proyectos promocionados durante años como motores del desarrollo —desde la Zona Especial del Mariel hasta diversos polos económicos— siguen atrapados entre la falta de liquidez, la desconfianza internacional y las trabas internas del propio sistema.

Ascendido recientemente a viceprimer ministro y diputado, Pérez-Oliva prometió modernizar el clima de negocios y renegociar la deuda externa con aliados tradicionales como China y Rusia. Sin embargo, hasta ahora no existen anuncios concretos de nuevos créditos ni acuerdos firmados. Abundan los encuentros diplomáticos y los comunicados, pero no los resultados tangibles.

Ante ese vacío, el régimen apuesta por gestos simbólicos. Donde antes se hablaba de megaproyectos, hoy se aplauden fideos instantáneos. La narrativa oficial insiste en la “solidaridad entre pueblos hermanos”, aunque la realidad es que Cuba depende cada vez más de la caridad externa para cubrir necesidades básicas.

A falta de inversiones reales, llegan donaciones. Y a falta de producción, se fabrican discursos. Tres contenedores de sopa no resuelven la emergencia ni el colapso económico, pero sí sirven para una foto y una nota propagandística. En la Cuba actual, parece que eso basta.


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