Una tormenta local severa sorprendió la víspera a los habitantes de Palma Soriano, en la provincia de Santiago de Cuba, dejando un panorama de destrucción y temor. En cuestión de minutos, el cielo se tornó oscuro y comenzaron las lluvias torrenciales acompañadas de fuertes ráfagas de viento, que provocaron la caída de árboles, postes eléctricos y la interrupción de varias vías principales.

El fenómeno, descrito por especialistas como repentino y de gran intensidad, afectó principalmente el centro urbano del municipio, donde se registraron los mayores daños. Periodistas locales y medios oficialistas, como TV Santiago, confirmaron la magnitud del evento y difundieron imágenes que muestran calles inundadas, ramas y cables eléctricos sobre el pavimento, además de techos ligeros arrancados por la fuerza del viento.

El comunicador Cuscó Tarradel compartió en sus redes sociales fotografías del impacto, acompañadas de un mensaje que reflejó la preocupación de los residentes: “Las imágenes que me llegan desde el lugar muestran calles anegadas, postes caídos y basura arrastrada por las lluvias, señales claras de un fenómeno que se formó con una rapidez impresionante”.

Entre los incidentes más significativos destaca la caída de un árbol de gran tamaño sobre la arteria principal del municipio, lo que obligó a suspender temporalmente el tránsito. Brigadas de comunales y bomberos trabajaron durante horas para despejar la zona y restablecer la circulación, mientras técnicos de la Empresa Eléctrica intentaban reparar los daños en el tendido afectado.

Hasta el momento, no se han reportado víctimas ni heridos, aunque las autoridades continúan evaluando el alcance de las afectaciones materiales. Vecinos de barrios como El Caney, Micro 9 y Lora reportaron interrupciones del servicio eléctrico y fallas en las comunicaciones.

TV Santiago informó que se ofrecerá un nuevo parte oficial en las próximas horas, mientras los palmeros recuerdan otros eventos similares ocurridos en años anteriores que también provocaron pérdidas materiales. La situación ha reavivado la preocupación por la vulnerabilidad de la infraestructura local ante fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y violentos.

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