La comunidad artemiseña está consternada tras el brutal asesinato de Francisco Torres Rodríguez de 80 años y su hijo Yaciel Torres Remedio de 46, ocurrido el pasado 5 de septiembre en la finca El Cusco, ubicada en Candelaria, Artemisa.

Ambos fueron encontrados degollados en distintos puntos del terreno, lo que refuerza la hipótesis de un ataque planificado y ejecutado con extrema violencia.

A pesar de la gravedad del crimen, el principal sospechoso sigue prófugo. Se trata de un recluso evadido del correccional Ceiba 5, previamente condenado por hurto, quien habría actuado junto a otros dos individuos.

Las autoridades han desplegado operativos en la zona, especialmente en Bahía Honda, donde reside su exesposa, a quien supuestamente amenazó de muerte. Sin embargo, hasta la fecha no se han producido detenciones.

El silencio oficial y la falta de resultados alimentan el temor de los ciudadanos, que ven en este caso un reflejo de la creciente inseguridad en la Isla. Cubadebate reconoció que “son varios los implicados”, pero no se han ofrecido más detalles.

Las redes sociales se han inundado de versiones no confirmadas, algunas de las cuales apuntan a un robo como móvil, debido a la reciente venta de animales por parte de las víctimas. Otros señalan una posible venganza por negarse a proteger al fugitivo.

Este doble homicidio se suma a una ola de crímenes violentos que han estremecido a Cuba en los últimos tiempos. Según el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC), entre enero y junio de 2025 se registraron 1,319 delitos, incluidos 63 asesinatos. Estas cifras contradicen el discurso oficial que insiste en un supuesto descenso de la criminalidad.

Mientras tanto, la comunidad de Las Terrazas vive entre el miedo y la impotencia. “Aquí nadie tiene miedo”, dijo una vecina a Martí Noticias, tratando de mostrar valentía, aunque el ambiente es claramente de tensión.

La impunidad de este crimen no solo deja una herida abierta en los familiares de las víctimas, sino que pone en evidencia un sistema de justicia que parece incapaz de proteger a sus ciudadanos ni de garantizar el castigo a quienes rompen el tejido social con actos de barbarie.

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