Sandro Castro ironiza sobre Díaz-Canel en redes y reaviva el debate sobre los privilegios del poder
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 26 de diciembre de 2025
Sandro Castro, nieto del fallecido líder cubano Fidel Castro y conocido empresario del ocio nocturno en La Habana, volvió a colocarse en el centro de la polémica tras una publicación en su cuenta de Instagram que muchos interpretaron como una burla directa al gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.
La controversia surgió a partir de una historia en la que Sandro mostró un pastel decorado con su propio logotipo, acompañado de una botella de cerveza Cristal, una de las marcas más populares en la isla. En el intercambio con un seguidor, que le preguntó: “¿Qué tú crees del Diasca, la limonera?”, el joven respondió con sarcasmo: “Soy más de tomar Cristachhh, no limonada”.
El comentario fue leído como una referencia irónica a la conocida frase de Díaz-Canel —“la limonada es la base de todo”— pronunciada en un contexto de exhortación a la resistencia y la creatividad en medio de la crisis. La respuesta de Sandro, lejos de pasar inadvertida, encendió rápidamente las redes sociales y generó una avalancha de reacciones.
Para muchos usuarios, la publicación no solo constituye una mofa al discurso oficial, sino que vuelve a poner sobre la mesa un tema recurrente en Cuba: los privilegios de los familiares y círculos cercanos al poder. Mientras el ciudadano común enfrenta consecuencias legales por expresarse críticamente, Sandro Castro exhibe un estilo de vida despreocupado y una libertad discursiva que contrasta con la represión que padecen periodistas independientes, activistas y opositores.
Numerosos comentarios subrayaron esa diferencia. En un país donde una publicación crítica puede derivar en multas, citaciones policiales o prisión, el nieto de Fidel Castro se permite ironizar públicamente sobre el presidente sin temor a represalias. Esa asimetría alimenta la percepción de una justicia selectiva y de una élite intocable.
No es la primera vez que Sandro Castro genera controversia por sus publicaciones, que suelen mezclar lujo, humor provocador y referencias políticas veladas. Cada aparición suya en redes reabre el debate sobre la desconexión entre la narrativa oficial de sacrificio y la realidad de ciertos sectores privilegiados.
Más allá de la anécdota, el episodio vuelve a evidenciar una pregunta incómoda para muchos cubanos: ¿quiénes pueden burlarse del poder sin consecuencias… y quiénes no?