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Lis Cuesta cuestiona a Santa Claus y la cultura capitalista

Redacción de CubitaNOW ~ viernes 26 de diciembre de 2025

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Una publicación compartida en la red social X por Lis Cuesta, figura pública y esposa del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, ha desatado una fuerte controversia dentro y fuera de la Isla. En el texto difundido, Cuesta respalda un artículo que cuestiona la presencia de Santa Claus y otros símbolos navideños asociados a la cultura occidental, a los que califica como expresión de una “prosperidad envenenada” y de valores extranjeros que, según ese enfoque, amenazan la identidad cultural cubana.

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El contenido amplificado por Lis Cuesta critica la proliferación de decoraciones como muñecos inflables, fachadas adornadas con iconografía navideña y referencias a tradiciones ajenas, señalando la necesidad de “volver a Martí” como vía para enfrentar el capitalismo. Sin embargo, estas reflexiones han sido recibidas con indignación por numerosos usuarios, que consideran el discurso desconectado de la realidad cotidiana del país.

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El periodista Mag Jorge Castro analizó el mensaje y subrayó la profunda contradicción entre el debate ideológico planteado desde las élites y la situación que vive la población. En un país donde millones de personas pasan la Nochebuena sin electricidad, con escasez de alimentos, graves problemas de transporte y dependiendo de remesas o llamadas de familiares en el exilio, la discusión sobre símbolos navideños resulta, para muchos, secundaria e incluso ofensiva.

Según Castro, la verdadera fractura no está en la presencia de Santa Claus o en los gorros rojos frente a algunos negocios, sino en un sistema que no logra garantizar lo básico y que prioriza las batallas ideológicas por encima de soluciones concretas. “No sobra Santa Claus; lo que falta es luz, comida, futuro y honestidad política”, expresó el periodista, resumiendo un sentir ampliamente compartido en redes sociales.

La polémica se intensificó cuando internautas recordaron que el hijo de Lis Cuesta reside en Madrid y estudia en una universidad privada, una realidad que contrasta con el discurso oficial de austeridad y rechazo a los valores “extranjeros”. Para muchos usuarios, esta circunstancia evidencia una doble moral: aquello que se critica públicamente parece ser aceptable cuando beneficia a los círculos cercanos al poder.

En los comentarios digitales también surgieron comparaciones entre Lis Cuesta y antiguos referentes culturales del oficialismo. El internauta Pedro Pire señaló que el discurso reproduce ideas similares a las defendidas en el pasado por Abel Prieto, a quien describió como una figura desfasada, símbolo de una retórica que ya no conecta con las nuevas generaciones. Otros usuarios, como José Martínez, expresaron críticas severas, cuestionando el privilegio y la desconexión de quienes emiten este tipo de mensajes desde posiciones de comodidad.

Más allá del tono de algunas reacciones, el debate pone de relieve un malestar social creciente. Para amplios sectores de la población, este no es un intercambio cultural sincero, sino una muestra de distanciamiento entre el discurso oficial y la vida real de los cubanos. Mientras desde arriba se alerta contra símbolos y valores externos, desde abajo se lucha por sobrevivir en medio de apagones, inflación y falta de perspectivas.

La controversia en torno a la publicación de Lis Cuesta vuelve a evidenciar que, en la Cuba actual, las discusiones simbólicas difícilmente pueden separarse de una crisis estructural que afecta todos los ámbitos de la vida cotidiana.

Fuente: Perfil del periodista Mag Jorge Castro y cuenta de X de Lis Cuesta


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